Siguiendo las disposiciones paternas, Enrique entró muy joven en la corte castellana, colaborando con su primo el rey Juan II de Castilla en cuyo Consejo Real tenía un puesto asegurado por el testamento de su tío Enrique III el Doliente.
En Ávila, a donde se llevó al rey, hizo celebrar un domingo del mes de agosto de 1420 la proyectada boda entre su hermana María y el rey Juan II.
Aunque el infante no hizo caso inicialmente a esta advertencia, cuando empezaron las deserciones en sus filas aceptó disolver sus tropas el 23 de septiembre de 1422 a pesar de que no recibió garantías por parte del rey sobre su persona y sus bienes.
Este, tras fracasar en el intento de entrevistarse personalmente con el rey Juan II de Castilla, buscó aliados para la causa del infante don Enrique entre la alta nobleza castellana y reclutó un ejército que desplegó en la frontera con Castilla.
[11] También se puso en contacto con su hermano el infante don Juan, quien consiguió la autorización del rey para salir de Castilla y negociar un acuerdo con el rey aragonés.
[13] El 10 de octubre de 1425 fue liberado y siete días después se reunía con su hermano el infante don Juan en Ágreda sellando su reconciliación (don Juan se había opuesto a él durante los sucesos del golpe de Tordesillas).
La corona únicamente se quedó el señorío de Medina del Campo, la localidad donde se había hecho efectivo el reparto en febrero de 1430.
[21] En 1434 se trasladó al reino de Sicilia junto con su hermano el infante don Pedro para unirse a Alfonso el Magnánimo que pretendía apoderarse del trono del Reino de Nápoles.
[22] Así participó en la batalla naval de Ponza del año siguiente, en la que resultó hecho prisionero al igual que el rey aragonés y su otro hermano el rey consorte de Navarra don Juan.
Pero en Milán el duque Felipe María Visconti no los trató como enemigos sino que selló una alianza con Alfonso el Magnánimo, por lo que fueron puestos en libertad.
Como resultado de una herida que recibió durante los combates ―«no un ‘puntazo’ en la mano, como generalmente se escribe, sino un ‘lanzazo’ que le atravesó la palma de la mano y toda la parte inferior del brazo», afirma Jaume Vicens Vives― falleció dos meses después, el 19 de julio, en Calatayud a donde había huido desde Olmedo junto con su hermano don Juan.
Con su muerte, según César Álvarez Álvarez, desaparecía «el más ambicioso, audaz, belicoso e intrigante de los Infantes de Aragón que además lo hacía sin descendencia.
[26] Por otra parte, dejó un hijo póstumo de su segundo matrimonio con Beatriz Pimentel: