Síndrome de Legg-Calvé-Perthes

Algunas teorías la relacionan con haber padecido previamente sinovitis; también con una maduración ósea retrasada respecto a la edad.

Existen signos radiográficos, donde pueden identificarse cuatro etapas:[7]​ A largo plazo, la evolución de los pacientes que han padecido Legg-Calvé-Perthes en la infancia suele ser buena en su mayoría; no obstante, es frecuente la tendencia a padecer dolor o artritis de cadera.

[13]​ El objetivo principal suele ser mantener la coaptación de la cabeza del fémur en el acetábulo, para favorecer así su remodelación correcta.

[7]​ Existen diferentes tratamientos, que se aplican según las características de cada caso:[6]​ Cuando la enfermedad se diagnostica antes de los 6 años, el pronóstico y la evolución suelen ser mejores, en relación con la vascularización y forma ósea.

Se observa una cojera unilateral en el afectado, llegando a ser bilateral en el 15 % de los casos.