Las encuadernaciones enjoyadas parecen haber existido al menos desde la Antigüedad tardía, aunque no hay ejemplos conservados tan antiguos, y los ejemplares de la Alta Edad Media son muy escasos.
Decayeron en su uso a finales de la Edad Media, pero unos pocos continuaron elaborándose en Occidente incluso hasta nuestros días, y muchos más en las zonas donde predominaba la Iglesia ortodoxa.
Las encuadernaciones se utilizaban principalmente en grandes manuscritos iluminados, especialmente evangelarios diseñados para el altar y uso en los oficios de la iglesia, más que para el estudio en la biblioteca.
En las iglesias ortodoxas orientales se han seguido realizando hasta hoy día encuadernaciones enjoyadas y en muchos estilos artísticos, principalmente para evangelios litúrgicos.
En la Edad Media, la responsabilidad de crear libros adornados recaía en los orfebres y no en los encuadernadores.
Incluso se llevaban a la batalla como una especie de estandarte, que un soldado portaba alrededor del cuello como un amuleto protector.
[4] En el siglo XVI estaban de moda pequeños libros devocionales adornados con cubiertas enjoyadas o esmaltadas que se llevaban como una faja o alrededor del cuello como piezas de joyería, habituales en la corte inglesa.
[8] Especialmente en el cristianismo celta de Irlanda y Gran Bretaña, libros relativamente ordinarios que habían pertenecido a santos monásticos se trataron como reliquias y podían ser reencuadernados de orfebrería, o colocados en un cumdach.
Las encuadernaciones en orfebrería bizantinas y del occidente medieval a menudo son de estilo diferente.
[10] Por ejemplo, las cubiertas del Evangelario de Lindau provienen de diferentes partes del sur de Alemania, con la cubierta trasera o posterior creada en el siglo VIII (anterior al libro que ahora adornan) mientras que la cubierta delantera o frontal se completó en el siglo IX; ambas incorporan metal dorado adornado con joyas.
En una visita a la Biblioteca Real en 1598, Paul Hentzner comentó sobre los libros encuadernados en terciopelo de diferentes colores, aunque principalmente rojos, con cierres de oro y plata; algunos tienen perlas y piedras preciosas engarzadas en sus encuadernaciones.
[16] La práctica de la encuadernación en orfebrería decayó hasta experimentar un resurgimiento a inicios del siglo XX en Inglaterra.
Estas obras aparecen ocasionalmente en subastas y la literatura sobre ellas es sorprendentemente escasa dada su excelente calidad.