El proceso de mercantilización del capitalismo avanza convirtiendo incluso el trabajo humano, el tiempo y los recursos naturales en mercaderías con precio de mercado.
Karl Marx escribió sobre el fetichismo de la mercancía en El capital (1867).
El movimiento antiglobalización critica la mercantilización y defiende que los servicios de salud y educación, las actividades culturales y la tierra existan como fines en sí mismos y no como medio para obtener ganancias.
Por ejemplo, los movimientos antiglobalización y anticapitalismo implican un reclamo por parte de sus activistas por el hecho de que en la sociedad actual muchas cosas, incluyendo el cuidado de la salud, la cultura y la educación, se están convirtiendo en una mera mercancía.
A modo de ejemplo, uno de los eslóganes de ATTAC es "El mundo no es una mercancía" (en francés: "Le monde n'est pas une marchandise").