Emilio Fresedo
Fue violinista integrando con su hermano Osvaldo Nicolás pequeños conjuntos dedicados al tango en tanto al mismo tiempo fue cronista del diario La Razón entre 1918 y 1929; coeditor con el dibujante Lino Palacio de la revista Cuentos cortos; promotor publicitario y agente de propaganda médica.Sollozos (1922), grabado por el cantor Teófilo Ibáñez con la Orquesta Típica Victor, por Rosita Quiroga acompañada por guitarras y armonio y por Carlos Gardel; El Once (1924), compuesto para el undécimo Baile del Internado;[3] Canto de amor, que estrenó el actor Ramón Novarro en Buenos Aires en 1934; Vida mía, estrenado en 1934, por Osvaldo Fresedo con el cantor Roberto Ray , en uno de los bailables “Geniol” que organizaba Radio Belgrano; Por qué, No supe vivir, Casate conmigo, Madre mía, Tango mío, Careta, careta, el vals Amor y Pampero, todos ellos con música de Osvaldo Fresedo.Con Raúl de los Hoyos colaboró en los tangos ¡Sonsa!, que fue estrenado en 1926, en la revista Las alegres chicas del Maipo por Iris Marga, en el teatro Maipo; Del barrio de las latas, ambos grabados por Gardel y Con alma y vida.[1][2] Las letras de su autoría contienen aciertos expresivos y, en algunos casos, alcanzaron gran popularidad.[1] Tuvo una editorial con su nombre, que impulsó la difusión del tango, y en 1929 instaló un importante laboratorio de productos medicinales.