Emiliano Madriz

Los granadinos tuvieron que arreglarse con Malespín para deponer cuanto antes el absolutismo militar de Fonseca.

El 1 de diciembre se reanundan las negociaciones de paz, los delegados nicaragüenses son el canónigo Desiderio Cortés y Anselmo Alarcón por León; José Francisco del Montenegro por Granada y Juan Ruiz por Rivas.

Malespín insiste en imponer condiciones onerosas y los delegados leoneses se retiran.

Algunos oficiales creían que Casto Fonseca, aunque valiente, no era competente para hacer una defensa adecuada.

[4]​ Los sitiados en medio de su situación aflictiva contaban con una decisión absoluta, en secreto y grandes precauciones se introducían víveres a la plaza y aún elementos de guerra; se sabían los planes del enemigo y las iniquidades que se cometían fuera de las trincheras.

Belloso y Trinidad Muñoz fieles al honor militar se apartaron de tales tropelías.

La toma de León fue celebrada con mucho alborozo en Masaya, sede del gobierno granadino en acuerdo con Malespín.

Una placa conmemorativa fue colocada en la pared del atrio donde fue fusilado el Padre Crespín.