Aunque los grupos violentos de oposición no podían vencer al Estado, el coste económico y humano era demasiado alto.
Adicionalmente, la caída del comunismo en Europa hizo que los afrikáneres y los propios Estados Unidos percibieran de forma distinta al Congreso Nacional Africano (ANC), la principal fuerza de oposición al régimen.
Tras difíciles negociaciones, la Convención aprobó una Constitución Provisional y varias leyes que debían regular el proceso de transición.
[10] De esta forma, la transición se realizó manteniendo siempre la legalidad vigente, sin ruptura con el régimen anterior.
En ausencia del veterano activista, los asistentes acordaron por unanimidad sustituir el tradicional himno de la Sudáfrica del apartheid —«La llamada»— por el popular «Dios bendiga a África», himno extraoficial de la oposición negra.
El ANC decía que existía una «tercera fuerza» ajena al Ejército y la Policía amparando la violencia, pero nunca pudo demostrar su existencia.
A sus paramilitares se unieron indisciplinados milicianos del extremista Movimiento de Resistencia Afrikáner que dispararon indiscriminadamente contra la población.
Mangosutu Buthelezi era su primer ministro y líder de Inkatha, e intentaba mantener su predominio territorial frente al auge del ANC.
El propio ANC se dio cuenta de que esto no sería positivo pues, aunque los pequeños partidos tenían escasos apoyos, representaban a importantes sectores sociales que debían participar en la construcción del nuevo régimen.
Aunque la dirección del ANC —mayoritariamente procedente del exilio y no acostumbrada a actuar con base en respaldos electorales— transigía al aceptar la presencia de los partidos minoritarios, obtenía a cambio el completo control de su amplia organización.
[31] Durante los meses anteriores a las elecciones, se hicieron grandes esfuerzos para que todos los sectores participaran en las mismas.
Pese a ello, un sector de los nacionalistas afrikáneres percibió buena voluntad por parte del ANC.
Sin embargo, casi al final del debate, Mandela se levantó, se acercó a De Klerk, le estrechó la mano, le elogió y dijo que era un «auténtico hijo de África», con lo que retomó la iniciativa y cambió su imagen previa.
En KwaZulu-Natal y varios lugares más, el resultado oficial acabó siendo fruto de una negociación entre los partidos políticos, una posibilidad que la legislación electoral había previsto.
El presidente de la Comisión negó que se hubiera firmado acuerdo alguno encaminado a falsear los resultados, si bien reveló ciertos intentos de presión procedentes del Partido Nacional y del Partido Democrático que habían sido rechazados.
[38] La nueva Asamblea Nacional tenía poco que ver con el antiguo parlamento constituido con criterios raciales.
[12] El ANC aceptó finalmente las demandas de autonomía provincial efectuadas por otros partidos.
Solo gracias al sistema electoral proporcional no consiguió la mayoría de dos tercios que se había pactado para poder aprobar la nueva constitución, lo que se consideró positivo para la integración de todos los sectores sociales.
Su líder, Joe Slovo había intentado cambiar la imagen del partido publicando en 1989 un panfleto titulado ¿Ha fracasado el comunismo?
Ello le dio derecho a entrar en el Gobierno de Unión Nacional con tres ministros.
[59] Aunque el Frente como tal se negó a participar en las elecciones —y eso incluía al tradicional Partido Conservador, que se suicidó políticamente— Viljoen inscribió a última hora un nuevo partido: el Frente de la Libertad.
[62] Muchos consideraron que la responsabilidad de la derrota estaba en la campaña electoral excesivamente pasiva hecha por su líder Zach de Beer, quien tuvo que presentar la dimisión y fue sustituido por el más agresivo Tony Leon.
El Parlamento no tardó en elegir a Nelson Mandela como nuevo presidente de la nación.
También se amplió el número de naciones con las que mantenía relaciones bilaterales; las delegaciones extranjeras aumentaron desde las treinta y seis que había en 1990 hasta las ciento treinta y tres a finales de 1994.
Pero tras la euforia, no habían hecho sino confirmar el acuerdo de las élites mediante un resultado previsto.
[70] El ANC estaba decidido a impulsar planes de acción afirmativa para que toda institución representara fielmente la realidad demográfica del país.
Además, el ANC reemplazó a funcionarios cualificados por otros afines, lo que provocó una disminución de la eficacia administrativa.
Como consecuencia de todo ello, muchos blancos e indios cualificados abandonaron el país.
Carlin consideraba que Sudáfrica había conseguido llegar a tener problemas tan complejos o banales como cualquier otro país similar: la corrupción, el amiguismo, la vivienda, la educación, el suministro de agua y luz, y la delincuencia.
En casi veinte años se había creado una importante clase media de raza negra y, aunque los blancos seguían manteniendo mayor nivel económico, el de los negros había aumentado en mayor medida.