El elector sajón Federico el Sabio encargó esta obra[1] para la habitación en que conservaba supuestas reliquias de los diez mil mártires en Wittenberg.
También el paisaje con formas de árboles retorcidas y una vegetación semejante a la jungla, es inusual en Durero.
Su origen está en un antiguo martirologio griego, traducido por el cardenal Sirleto (1514-1585) y publicado por Henricus Canisius.
La obra de Durero parece referirse a esta segunda leyenda, por haber elementos orientalizantes en los verdugos, y no romanos.
Estas personas se ven sometidas a diversas formas de tortura y ejecución.