Ninguno de los dos testimonios puede considerarse cercano al original cervantino, aunque los editores modernos prefieren editar La Numancia a partir del manuscrito Sancho Rayón.El general arenga a sus tropas y decide que caven un foso para tomar por inanición la plaza.Dos embajadores numantinos ofrecen firmar una paz, pero Escipión la rechaza: solo queda vencer o morir.Dos figuras alegóricas que representan a España y al Duero profetizan la caída de la ciudad, pero también las glorias que cosechará España con Felipe II, es decir, la época contemporánea a la escritura de la obra.Quizá ya para esta época comenzaba a fraguarse una tradición legendaria, recogida por Lucio Anneo Floro en su Compendio de las hazañas romanas (libro II), que relataba que no quedó un solo superviviente en la ciudad soriana.Pero Cervantes cuenta que las obras teatrales de su primera época fueron llevadas a las tablas y ninguna fue denostada.Destaca sobre todo en La Numancia el desarrollo del protagonista colectivo, la habilidad con que se modula su esperanza, siempre contrariada por el destino, y la posibilidad humana de actuar en libertad, incluso cuando parece imposible.La obra culmina con la decisión numantina de no entregar nada ni a nadie al enemigo suicidándose colectivamente, lo que les dignifica y honra sobre los romanos, a pesar de la muerte y la derrota.Ahora bien, las carencias métricas de La Numancia no se pueden soslayar, si bien todos los manuscritos en que se ha transmitido esta tragedia son copias bastante imperfectas de lo que habría podido ser la versión definitiva del autor.