A la zona se puede acceder por el camino que desde el mismo pueblo discurre paralelo al río por la margen derecha, siguiendo el sentido de la corriente, hasta llegar al vado por el que se puede cruzar.Con estos depósitos aluviales, el río ha ido generando un sistema de canales entrelazados en el cauce.Éstos, al ser abandonados por la corriente fluvial, dan lugar a una morfología de brazos o, como se conoce aquí cachones, que provocan cambios en la pendiente del terreno en los alrededores de la corriente principal.Igualmente, la especie dominante en el estrato arbóreo vuelve a ser el chopo lombardo enriquecido especialmente con sauces, algunos olmos y algún álamo negro.En el estrato arbustivo dominan los juncos churreros y los espinos albares, a los que le acompañan las zarzamoras.El elemento diferencial con respecto a la anterior formación es su presencia cercana al cauce del agua, condicionando el desarrollo de especies más hidrófilas como es el sauce que tiene un dominio mayor.Además encontraremos saucedas, que ocupan la zona en contacto con el cauce del río, diferenciándose dos especies: Salix atrocinerea y Salix fragilis.En cuanto a la observación de fauna, adquieren mayor importancia las aves que se localizan en este enclave tales como carboneros, herrerillos, ruiseñores, mirlos, alcaudones, lavanderas, jilgueros, mitos, pinzones, petirrojos, verderones, oropéndolas... Con bastante frecuencia se pueden observar garzas reales, garcillas y martines pescadores.Estas vías pecuarias se han venido utilizando desde el siglo XI por los serranos que transhumaban con sus rebaños, buscando tierras cálidas para pastar en invierno y por los habitantes de esta comarca como vía de comunicación, principalmente con otros pueblos de Toledo como Los Yébenes, donde se desplazaban con sus caballerías para comprar abono con el que enriquecer los suelos para el cultivo.Como alternativa se puede utilizar el carreterín de Las Tablillas a Santa Quiteria, que habremos pasado entre estos dos vados.se acaba el camino rural debiendo guiarnos a partir de ahora por los mojones que señalan la anchura del cordel.Sin duda iremos bajo el vuelo de buitres y milanos por lo que conviene ir siempre alerta.A este punto se regresa para realizar una ruta circular que nos permita vivir mejor los encantos de esta comarca.Por tanto, y aunque podamos recorrer el cordel de seguido, se prefiere dividir lo que queda en dos rutas circulares.A 500 m del nido de cigüeña cruzamos un pequeño puente y una gran alberca.Esto es sólo en teoría, ya que si hay ganado vacuno pastando en la práctica el cordel está cortado.Si bien el cruzar tantas vallas supone un inconveniente para la ruta, nos brinda la oportunidad de conocer a los pastores y enriquecernos con su sabiduría.Tras divisar un milano real que estaba posado en un poste llegamos a las ruinas de Los Calaverones, con una pequeña presa donde anidan 11 cigüeñas.Habrá que ir atento al cielo pues nos sobrevolarán multitud de buitres y rapaces.Nada más cruzar el río, se toma el primer camino que sale a la derecha.Merece la pena acercarnos a observarlo y si se tiene fuerza tratar de subir por una cuerda que tiene instalada.En estas zonas aparecen vistosas comunidades de coberteras blancas y amarillas (nenúfares) que enraízan por estolones en el fondo más cercano a la orilla.Junto a estas crecen especies como junquillos, espigas de agua y helechos acuáticos del género Isoetes.Del 13 al 19 de agosto, los lugareños participan en los diferentes actos religiosos, culturales y lúdicos.El 31 de diciembre El Robledo celebra una original jornada conocida como Día del Río.Los vecinos se bañan ese invernal día en el río Bullaque y participan en diferentes actos lúdicos alrededor de sus orillas.Esta jornada se organiza como expresión de alegría y celebración de los vecinos por el resurgimiento del caudal del Bullaque, un río muy importante para la localidad, y que durante muchos años estuvo prácticamente seco.Respecto a las especialidades, nos encontramos, en primer lugar, los tradicionales productos fundamentados en la matanza del cerdo (chorizos, morcillas, lomo de orza...), que todavía es una actividad realizada cuando llega la temporada más fría del año, entre los últimos días de noviembre y los anteriores a las Navidades.