El gran dictador

En el momento de su estreno, los Estados Unidos todavía no habían entrado en guerra con la Alemania nazi.Ambos se enamoran, y deben sufrir los atropellos de la dictadura, aunque Schultz, que ahora ocupa un alto cargo en el gobierno de Hynkel, reconoce al barbero y ordena a las tropas que no molesten a los habitantes del gueto.Mientras, Hannah y los habitantes del gueto huyen a Austerlich, pero al poco se inicia la invasión desde Tomania y se encuentran de nuevo viviendo con el régimen de Hynkel.El barbero y Schultz escapan del campo disfrazados con uniformes de Tomania.Ambos pretenden refugiarse en Austerlich pero los guardias fronterizos confunden al barbero con Hynkel, a quien se parece mucho.[20]​ Supo del alcance de los hechos por sus amigos judíos europeos y por sus compañeros artistas.La naturaleza represiva del Tercer Reich y las tendencias militaristas eran bien conocidas en ese momento.Chaplin aprovechó ese parecido para darle un respiro a su personaje de vagabundo.[29]​ Algunas de las señales en los escaparates del gueto de la película están escritas en esperanto, lengua que Hitler condenó como un complot judío para internacionalizar y destruir la cultura alemana, tal vez porque su fundador, L. L. Zamenhof, era judío polaco.[33]​ La película El gran dictador fue prohibida en varios países latinoamericanos en los que había movimientos activos de simpatizantes nazis.[35]​ Pero para cuando fue estrenada, el Reino Unido estaba en guerra con Alemania, por lo que fue acogida en buena parte por su obvio valor de propaganda.[5]​ Cuando fue estrenada en Francia en 1945, se convirtió en la película más popular del año, con 8 280 553 entradas vendidas.[36]​ En Italia no pudo verse hasta 1946, y en España hubo que esperar a la muerte del dictador Franco para su estreno, produciéndose este finalmente en 1976.Turner Classic Movies dice que, años más tarde, Chaplin reconocería una conexión entre Charlot y el barbero.En su reseña de la película, años después de su estreno, Roger Ebert escribe: Entre los críticos que ven al barbero como un personaje diferente del vagabundo se encuentra Stephen Weissman,[42]​ cuyo libro Chaplin: A Life (Chaplin: su vida) presenta al cineasta[46]​ Annette Insdorf,[47]​ en su libro del 2003 Indelible Shadows: Film and the Holocaust (Las sombras indelebles: el cine y el Holocausto), escribe: En su libro de 1998 The 50 Greatest Jewish Movies (Las 50 mejores películas judías),[49]​ Kathryn Bernheimer escribe:Varios críticos de finales del siglo XX describen al pequeño vagabundo como convertido en el barbero judío.
Chaplin en el papel del dictador Adenoid Hynkel.
Hynkel «juega» con un globo terráqueo, en una de las escenas más famosas de la película.
Escena del discurso final.
Bicicleta con publicidad de El gran dictador en Buenos Aires , 1941.
El barbero judío (Chaplin) distraídamente trata de afeitar a Hannah (Goddard).