Leni Riefenstahl

Está considerada como una de las figuras más controvertidas de la historia del cine: sus críticos han catalogado su trabajo como propaganda del nacionalsocialismo,[1]​[2]​[3]​ aunque para otros fue una cineasta innovadora y creativa, cuyas obras fueron explotadas con fines propagandísticos por el Tercer Reich.

[6]​ Ese mismo año conoció a los principales dirigentes del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) en un evento político en Berlín.

En una reunión con su líder, Adolf Hitler, fue elegida para rodar las películas del partido, promesa que se materializó cuando los nazis llegaron al poder.

[8]​[2]​[9]​ Sin embargo, su participación en las películas del NSDAP dañó significativamente su carrera y reputación después de la Segunda Guerra Mundial.

[10]​ Algunos críticos han argumentado que la complicidad de Riefenstahl fue esencial para llevar a cabo la misión del Holocausto.

Como fue única hija durante varios años, su padre quería que mantuviera el apellido y asegurara la fortuna familiar.

Continuó practicando baile, hizo teatro y asistió a las actuaciones al aire libre con su compañera de internado Hela Gruel.

[26]​ Llamó la atención de los pintores expresionistas Ernst Oppler, Eugen Spiro, Leo von König y Willy Jaeckel, quienes le hacían retratos en el teatro.

[35]​ En un hotel en los Dolomitas, conoció a Luis Trenker, actor de La montaña del destino,[33]​ con quien tuvo una breve aventura.

[40]​ Para el papel, aprendió alpinismo y escalada con Hans Schneeberger, quien junto a Trenker desempeñó uno de los dos roles principales masculinos.

[40]​ Riefenstahl había persuadido a Pabst para que participara en el proyecto porque quería convertirse en una actriz seria bajo su liderazgo de actuación, ya que había ayudado a Greta Garbo en Bajo la máscara del placer (Die freudlose Gasse) de 1925.

En 1931 redactó la primera versión del guion para su largometraje La luz azul (Das Blaue Licht), coescrito por Carl Mayer y Béla Balázs.

Al describir la experiencia en sus memorias, relató: «Tuve una visión casi apocalíptica que nunca pude olvidar.

[75]​ Fue invitada a filmar los Juegos Olímpicos de Verano de 1936, programados para celebrarse en la capital alemana, en una película que aseguró había sido encargada por Carl Diem, secretario general del Comité Olímpico Organizador, pero que fue financiada en secreto por el régimen nazi.

[83]​[e]​ Este material se convirtió en Olympia, una película de gran éxito que desde entonces ha sido ampliamente reconocida por sus logros técnicos y estéticos.

[91]​ Su debut internacional la llevó a organizar una gira publicitaria en los Estados Unidos, en un intento de asegurar su lanzamiento comercial.

[97]​ Riefenstahl colaboró porque quería sentirse útil;[98]​ en ese país fue fotografiada vistiendo uniforme militar y portando una pistola en el cinturón en compañía de soldados alemanes.

Tiempo después explicó: «Todos pensaron que la guerra había terminado y en ese espíritu envié el cable [telegrama] a Hitler».

[120]​ Poco después de su boda, tuvo lugar su última reunión personal conocida con Hitler en el Berghof en Obersalzberg.

Fundó Riefenstahl-Film GmbH con fondos estatales[112]​ y se retiró a Sylt para escribir el guion.

Los guiones que escribió —El bailarín de Florencia (Der Tänzer von Florenz), Cumbres eternas (Ewige Gipfel) y Los demonios rojos (Die roten Teufel)— no obtuvieron financiación ni hubo productor para la cinta Federico el Grande y Voltaire (Friedrich der Große und Voltaire).

[126]​ Aunque nunca se completó su proyecto cinematográfico sobre el comercio moderno de esclavos entre África Oriental y los países árabes del sur, titulado La carga negra (Die Schwarze Fracht), pudo vender las imágenes de la expedición a revistas en varias partes del mundo.

[102]​ Su viudo, Horst Kettner, conservó el archivo fotográfico y cinematográfico en su villa compartida (llamada Haus unter den Eichen, lit. en alemán «Casa bajo los robles») en Pöcking.

[156]​ Según Riefenstahl, El triunfo de la voluntad debía ser más interesante que las estáticas noticias semanales del Deutsches Nachrichtenbüro.

[157]​ También distorsionó el sonido diegético, lo que sugiere una influencia del cine artístico alemán, que, estimulado por el estilo del cine clásico de Hollywood, empleaba música para mejorar la narrativa, dar un sentido de grandeza y potenciar las emociones en una escena.

[160]​ Como la película no empleaba narrador, dejó que hablaran imágenes, cánticos, banderas de la esvástica y otros símbolos.

[86]​[162]​ Para acercarse lo más posible a los atletas, el equipo desarrolló muchas técnicas de grabación nuevas.

Ninguna otra película ha dado forma a nuestra idea visual de lo que era el nacionalsocialismo tan profundamente como ella».

[189]​ Leni Riefenstahl era considerada una «leyenda en vida»[190]​[191]​ y el interés público en su persona continuó incluso después de su muerte.

Riefenstahl emprendió acciones legales contra la revista y, entre otras cosas, logró que el Tribunal Distrital de Múnich condenara por difamación al editor Helmut Kindler.

Leni Riefenstahl y su hermano Heinz en 1914.
Fotograma del documental Caminos hacia la fuerza y la belleza (1925), su primera actuación en el cine; Riefenstahl, a la derecha, tomando un « baño romano ».
Riefenstahl en una postal publicitaria de Alexander Binder (1928).
Con el equipo de filmación de Tormentas sobre el Mont Blanc (1930), conversando con su mentor, el director Arnold Fanck .
Adolf Hitler felicitándola por La victoria de la fe en 1934.
Riefenstahl instruyendo a su equipo de grabación de El triunfo de la voluntad en Núremberg (1934). La acompaña Heinrich Himmler (a la izquierda).
Riefenstahl en conversación con Joseph Goebbels , ministro de Propaganda , en 1937.
Como corresponsal de guerra en Polonia en 1939.
En el rodaje de Tierra baja en 1940.
Riefenstahl filmando una escena complicada de Olympia con su camarógrafo Walter Frentz .
Tumba de Riefenstahl en el cementerio arbolado de Múnich .
Riefenstahl revisando una cámara de la película El triunfo de la voluntad en 1934 en el campo Zeppelín de Núremberg . Los miembros de su equipo llevaban un uniforme de las SA para mantener la visión general de la manifestación, ya que los grupos desplegados estaban uniformados.
Riefenstahl y Walter Frentz preparándose para una larga toma de seguimiento en la pista de atletismo del Estadio Olímpico de Berlín (1936).
Hitler y Riefenstahl en el estreno de la primera parte de Olympia en 1938.
Imagen promocional de S.O.S. Eisberg (1932).