[5] La hermosa joven Eco era una ninfa de cuya boca salían las palabras más bellas jamás nombradas.
[6] Incapaz de tomar la iniciativa en una conversación y limitada solo a repetir las palabras ajenas, Eco se tuvo que apartar del trato humano.
Eco lo seguía todos los días sin ser vista, pero un día cometió una imprudencia, pisó una rama, y Narciso la descubrió.
El joven terminó muriendo de desamor (otros dicen que se ahogó mirándose su rostro en el río) y bajó al Inframundo, donde fue atormentado para siempre por su propio reflejo en la laguna Estigia.
El diálogo con el eco pasa a ser en el Renacimiento una verdadera clase poética, ilustrado en las pastorales dramáticas, en la poesía lírica, en la ópera.