Un eclipse total puede ser aterrador para personas que no son conscientes de su explicación astronómica, dado que el Sol parece desaparecer durante el día y el cielo se oscurece en cuestión de minutos.
Mirar directamente al Sol puede provocar daños permanentes en los ojos o ceguera, es por esto que para observar un eclipse solar se utilizan protecciones oculares especiales o técnicas de visión indirecta.
Por término medio sucede un eclipse total de sol en el mismo punto terrestre una vez cada 200-300 años.
Si el eclipse es total, se considera el cociente entre los diámetros angulares lunar y solar.
Por otra parte, no puede darse una correspondencia única entre magnitud y oscurecimiento porque debido a la variable distancia Tierra-Luna varía asimismo el diámetro angular de esta y a eclipses de igual magnitud no les corresponde siempre un mismo oscurecimiento.
Este nombre proviene de que los eclipses siempre ocurren en la proximidad a dicho plano.
Si la alineación es bastante perfecta, la Luna está muy cerca del nodo durante la sizigia, o su latitud no excede de un determinado valor, ocurre un eclipse total.
Hay ocho eclipses cada seis lunaciones que se denominan series cortas.
El eclipse solar más antiguo del que existe constancia sucedió en China el 24 de octubre de 2137 a. C., y al parecer costó la vida a los astrónomos reales Hsi y Ho, los cuales no supieron predecirlo a tiempo.
[3] Los astrónomos han determinado que, si tal fenómeno fue un eclipse, este tuvo lugar el 28 de mayo del año 585 a. C.,[4] significando el día exacto más antiguo con que puede fecharse con absoluta certeza un hecho histórico.
Hacia 1695 Edmond Halley, comparando observaciones contemporáneas con registros históricos de antiguos eclipses, sugirió que la Luna se ha estado acelerando gradualmente en su órbita.
Un eclipse es un fenómeno natural interesante; sin embargo, puede poner en riesgo la vista del observador, si no toma los cuidados necesarios para apreciar el fenómeno, ver por tiempo prolongado directamente el Sol puede provocar quemaduras en la retina y ceguera permanente.
Mucho se ha hablado acerca de los filtros caseros, si bien es muy importante decir que solo son seguros aquellos filtros destinados únicamente a la función de filtrar la luz, dejando las radiografías, los cristales ahumados, los negativos velados y otros similares para otras funciones que no sean la de asegurar nuestra vista.
Es recomendable emplear un filme de baja sensibilidad, entre 50 y 100 ASA, o menos si es posible.
Si orientamos la cámara en dirección sur, de manera que el Sol recorra en diagonal el fotograma, emplearemos algo más de tres horas para llenar el negativo con distintas imágenes solares y con distintas fases igualmente.
Para obtener imágenes claras, será necesario disparar el obturador cada 5 minutos, siendo imprescindible que la cámara se encuentre dispuesta en un trípode estable, y que las tomas se realicen con la ayuda de un disparador de cable para evitar vibraciones.