Domingo de Oro

Intentó mediar entre el jefe revolucionario y José de San Martín pero fue ignorado por ambos.

Se entrevistó con San Martín poco antes de que este partiera hacia el Perú.

[1]​ Tras un breve paso por Córdoba y Buenos Aires se trasladó a Entre Ríos, donde se puso a órdenes del gobernador Mansilla, siendo su ministro de gobierno; en su nombre firmó el Tratado del Cuadrilátero.

[1]​ La misión Alvear-Díaz Vélez debía tratar dos cuestiones de suma importancia con el libertador general Simón Bolívar.

En cambio editó un periódico que alentó la oposición a Dorrego, llamado El Porteño.

[1]​ El gobernador santafesino Estanislao López lo nombró su secretario y diputado en la Comisión Representativa de las Provincias Unidas, reunida en esa ciudad.

Cuando Juan Lavalle fusiló a Dorrego, López le encargó mediar ante él para evitar llegar al enfrentamiento directo; Lavalle se negó a recibirlo, por lo que lanzó un furioso discurso en contra del fusilamiento de Dorrego, que le valió la expulsión de Buenos Aires en momentos en que se reiniciaba la guerra civil entre Buenos Aires y Santa Fe.

Tras la ocupación de Cuyo por las fuerzas federales de Quiroga, el nuevo gobierno sanjuanino lo comisionó a Chile, a reclamar la devolución de las armas que se habían llevado los unitarios que se habían refugiado en ese país; no logró su cometido, pero alcanzó a conocer y dejarse influenciar por las ideas del ministro Diego Portales.

Su sucesor Juan José Viamonte lo envió a firmar tratados interprovinciales.

Fracasó y debió huir a Chile, amenazado por los federales de su provincia natal.

Se encontraba en Mendoza en 1861 cuando lo sorprendió el violento terremoto que destruyó la ciudad; salvó su vida tras permanecer muchas horas sepultado entre los escombros, y desde entonces soportó dolores intensos en sus piernas y cadera, que lo obligaron a caminar con muletas el resto de su vida.