[3] En una de ellas, Benedicto XVI lamentó que el párrafo citado del emperador Manuel II hubiese sido considerado en el mundo musulmán como expresión de su propia posición personal.El papa concluye al respecto: «La afirmación decisiva en esta argumentación contra la conversión mediante la violencia es: no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios».Este último pensamiento es irracional, puesto que la conversión religiosa debe pasar por el camino de la razón.Seguramente el emperador sabía que en la sura 2, 256 está escrito: «Ninguna constricción en las cosas de fe».[4] Algo similar a lo ocurrido con los líderes religiosos, que aparentaron competir por liderazgo dentro de un islam sin jerarquía.[14] Se produjeron algunos ataques a iglesias cristianas en Palestina, que consistieron en el lanzamiento de botellas incendiarias contra los muros exteriores,[4] sin producir daños personales.Invitó a los embajadores de los países árabes y musulmanes ante la Santa Sede a oír el discurso completo, llamando una vez más al diálogo entre cristianos y musulmanes.Cuando Benedicto XVI visitó Turquía, fue invitado por Ali Bardakoğlu (ministro de Asuntos Religiosos) a ver la Mezquita Azul.Dicha visita se transformó en una esperanza de reconciliación entre los musulmanes y los cristianos.
Campus de la Universidad de Ratisbona, en la que Benedicto XVI pronunció el discurso.