Esta profusión ha contribuido a crear la idea de ser algo al alcance los medios existentes en el siglo XX y XXI.[nota 1] Pero la desextinción no solo permitiría ver vivos a seres asombrosos, posee otras ventajas adicionales como: La cría selectiva ha sido la primera vía en intentarse y aún cuenta con partidarios.Pese a los fracasos de los Heck y otros posteriores, la técnica continúa empleándose.Así se afirma que los uros ya están desextinguidos y varios ejemplares fueron llevados a lugares como España.[7] Incluso existe un proyecto para retomar las investigaciones de los dos hermanos y volver a recrear el uro, el llamado Taurus Programme, pero en esta ocasión empleando muchas más especies y buscando una similitud no solo morfológica, sino también genética, resume Tim Lewens (2015, p. 67).Primero es necesaria una secuencia completa de ADN, para insertarla en un óvulo al que se le ha quitado el núcleo.Si todo resulta correcto el cigoto se irá duplicando solo, hasta lograr un embrión genéticamente idéntico al progenitor, o casi.Pese a ello, varios científicos españoles siguieron reuniendo fondos para intentarlo nuevamente.Inicialmente se restringirían solo a tres características: obtener dientes, aumentar el crecimiento y permitir la formación de garras.Algo similar le sucedería a la inhibición, caso de confirmarse como viable.Esto despierta la duda legal sobre si los ejemplares obtenidos deben considerarse o no como la misma especie que se desea desextinguir.Además las muestras vendrán con alguna tasa de consanguinidad debido a ser los últimos.Pero, aunque no fuese así, entra dentro de lo posible que su nicho ecológico esté ocupado por otro animal o planta.[2] La desextinción crea dilemas ante las dificultades que presumiblemente afrontarán por los ejemplares traídos de vuelta.Si se ve como posible desextinguir cualquier especie cabe la posibilidad de que no se destinen más esfuerzos a la prevención, al menos en un principio, lo que implicaría riesgos ecológicos durante los periodos comprendidos entre la extinción y la posterior desextinción.[2] La desextinción es un argumento socorrido por la literatura y el cine, sobre todo cuando se trata del género ficción científica.Posteriormente han seguido varias obras más aunque no tan afamadas, según Caldevilla Domínguez (2005).Ambas técnicas se han confesado inviables con la tecnología del siglo XXI.
Toro tudanco, intento neerlandés de reconstruir un
uro euroasiático
con la técnica de la cría selectiva.
El bucardo es una de las pocas especies que se logró desextinguir durante unos minutos.
Jack Horner, defensor de la desextinción por manipulación genética.
Michael Crichton, uno de los novelistas que ha contribuido a popularizar la desextinción.