Bos primigenius primigenius

Con relativa frecuencia, se tiende a confundir los uros con los bisontes europeos, pero son animales diferentes.

A finales del siglo XIX se decidió diferenciar otras dos subespecies para los uros del norte de África y la India, que fueron bautizados respectivamente como Bos primigenius mauretanicus (Thomas, 1881) y Bos primigenius namadicus (Falconer, 1859).

A los bóvidos domésticos se les aplicó en nombre científico Bos taurus en el siglo XVIII, antes del desarrollo de la biología evolutiva.

En cuanto a la reagrupación de las formas domésticas y salvajes bajo un solo nombre de especie, la Comisión fue prudente y no resolvió el asunto de un modo definitivo, e indica que los taxonomistas que consideran el ganado doméstico una subespecie del uro silvestre deberían usar Bos primigenius taurus, y Bos taurus permanece disponible para los bovinos domésticos cuando sean considerados como una especie separada.

Este estatus ha sido revisado y actualmente son considerados como la subespecie Bos taurus indicus.

[7]​ El vocablo «uro» proviene de la palabra que Julio César escuchó decir a los habitantes del bosque Hercínico, las antiguas tribus celtas de los helvecios, németes y ráuracos, para nombrar al toro salvaje: «...tertium est genus eorum qui "uri" apellantur, hi sunt magnitudine paulo infra elephantos, specie et colore et figura tauri ...» ('...Existe un tercer género que llaman "uro", poco más pequeño que un elefante, del color y forma del toro'...

Más adelante, Plinio escribe lo siguiente acerca de estos bovinos: «...quibus imperitus vulgus bubalorum nomen imponit...» ('...Que la gente ignorante llama búfalos...').

Conrad Gessner, describe en su libro, que la palabra de origen Galo "uro", cambió a "urochs", y que esta última, pasó al idioma germano como "auwerochs", porque los Suevos, Bávaros y otros Germanos cambian la letra "U" por "Au": «...Caeterum uri vocabulum in Gallica lingua, quae hodie sic vocatur, nunsquam invenio; in nostra vero retinetur, nusquam tamen simplex, sed in compositione pro sylvestri aut veteri aut principali; dicimus enim "urochs" (urum bouem), quem Suevi & Bavari & alij quidam Germani, "U" nostrum in "Au" mutari soliti "auwerochs" apellant...».

Las extremidades, tanto las delanteras como las traseras, eran largas, lo cual seguramente les confería la gran velocidad que podían alcanzar.

Es plausible pensar entonces, que el uro africano, en general presentaba un color rojizo, aunque no se pueden determinar con certeza las demás características fenotípicas del mismo.

Bos primigenius namadicus Hasta el momento no hemos encontrado información descriptiva de este animal, muy probablemente exista alguna referencia en algún bestiario medieval o en algún libro Hindú antiguo como "Las vedas".

Bos primigenius primigenius Al parecer, eran animales agresivos, capaces de atacar a cualquiera que no guardara la suficiente distancia: "...muy fuertes y rápidos, no dudan en atacar al hombre o animal que divisen..." (La guerra de las Galias).

(Fig.5) Hace unos 700-800 000 años ya se documentan restos de Bos primigenius primigenius en la península ibérica, aunque tardarán bastante tiempo en adaptarse a las nuevas condiciones climáticas del Pleistoceno y poblar el norte de Europa, llegando a Alemania hace unos 250 000 años.

Con la progresiva aridez del clima que se produjo a partir de principios del Holoceno, los uros quedaron relegados a Europa, el Magreb, norte de Mesopotamia y un núcleo poblacional aislado en la India central.

La presión humana sobre el uro salvaje fue en aumento con el tiempo, pues seguía siendo cazado por su carne (se cree que esta fue la causa principal de su extinción en Gran Bretaña hacia el 1300 a. C.), pero su disminución se debió en su mayor parte a la tala de los bosques en que vivía para destinarlos a la agricultura y la competencia por los pastos con los nuevos toros y vacas domésticos.

El mimo con que se criaba a los uros durante el reinado de Segismundo I el Viejo y su sucesor resulta chocante: estaban vigilados constantemente para que no fueran molestados por los hombres o los animales salvajes, y en invierno se les alimentaba con heno.

Varios censos reales reflejan la lenta e inexorable disminución de los toros salvajes polacos.

Sin embargo, las críticas se han vertido sobre estos animales prácticamente desde que el primer «toro de Heck» viera la luz.

Hoy en día, programas serios como el TaurOs project, intentan recrear al uro, basados en datos genéticos y morfológicos precisos del animal.

Grabado anónimo encontrado por el zoólogo británico H. Smith en Augsburgo en un anticuario, a principios del siglo XIX . Al pie del grabado ponía thur , «toro» en polaco , último lugar donde vivieron uros en Europa.
El cebú ( Bos taurus indicus ), una de las subespecies de Bos taurus .
Fig. 1 Perfil del uro.
Reconstrucción de un uro encontrado en Braunschweig.
Imagen 3 , escultura persa.
Imagen 1 , Lira antigua.
Monumento al último uro sobre la Tierra, sito en el bosque polaco de Jaktorów.
Fig.5 Mapa de la distribución mundial de las distintas subespecies de Bos primigenius , basado en una imagen del libro "Recreando al uro" de T Van Buuere.
Grupo de bovinos de Heck en una granja alemana.
Toro tudanco en Johannahoeve, Holanda . La fundación danesa Stichting Taurus cría esta y otras razas para acercarse fenotípica, genotípica y ecológicamente lo más posible a los uros.