Calendario republicano francés

El calendario republicano fue diseñado por el matemático Gilbert Romme, miembro de la Convención, con la ayuda de los astrónomos Joseph Jerôme de Lalande, Jean-Baptiste Joseph Delambre y Pierre-Simon Laplace, aunque se le suele atribuir notable participación al poeta Fabre d'Églantine, quien dio los nombres a los meses y días.

Además, tras la abolición del calendario republicano y la vuelta al gregoriano, se reconcilió con los católicos y el papado, de los que consiguió una cierta tolerancia al devolver las festividades civiles y religiosas de la Iglesia católica; por otra parte, consideró asimismo cuestiones prácticas, tales como las ventajas de utilizar el calendario gregoriano, que casi todo el resto de Europa empleaba entonces.

Aprovechando esta coincidencia, los revolucionarios asociaron posteriormente este acontecimiento con el inicio de la era republicana.

El viejo cómputo ya no podía presidir los nuevos tiempos.

Para celebrar los cumpleaños de los más ilustres, instituyó fiestas que recordaban su obra o sus servicios.

Así pues, se pidió a los astrónomos que se pusieran a trabajar, pero en realidad hubo muchas pruebas y errores antes de fijar la «Era de los franceses».

Tres meses más tarde, el 20 de diciembre de 1792, la Convención encargó a su Comité Instrucción Pública que le presentara en el plazo más breve posible «un informe sobre las ventajas que debería aportar a Francia la concordancia de su era republicana con la era común».

En calidad de tal generalmente se le atribuye la creación del calendario republicano.

Romme desarrolla en su informe los principios y la motivación de la nueva división del tiempo.

Apoyándose en la retórica revolucionaria, encuentra asombrosas fórmulas que marcan los fines ideológicos de la reforma.

A continuación, el informe presenta la arquitectura del nuevo calendario propuesto con un año cuyo inicio se fija en el día del equinoccio de otoño, un año bisiesto cada 4 años, con una nueva nomenclatura delos doce meses, cada uno de 30 días, divididos en 3 partes de 10 días denominadas décadas, con un total anual de 36 décadas, y para finalizar el año cuya duración no cambia, 5 días añadidos y un sexto el año bisiesto; también se agrega una división decimal del día, hora, etc.

El debate comenzó en la Convención en los siguientes quince días, reflejando la división entre sus facciones, ya que se tocaban los símbolos mismos de la República.

«Cuando Mahoma —declara—, conquistador y legislador, dio otra era a los pueblos sometidos a su poder, su objetivo fue separarlos del resto de los hombres e inspirarles un respeto supersticioso hacia el culto que les prescribía.

Nuestro objetivo —concluye— es contrario al de aquel impostor; queremos unir a todos los pueblos a través de la fraternidad […] Pido que aplacemos el resto del proyecto».

Lebon, diputado del Paso de Calais, se opone al aplazamiento: «Si el fanatismo pudo fortalecer su imperio por este medio, ¿por qué no utilizarlo para fundar la libertad?».

Reconsiderando su decisión, la Convención recapacita y decide retirar su primer decreto adoptado momentos antes para volver a la denominación ordinal de meses, días y décadas.

El pueblo, casi siempre dominado y gobernado por la imaginación, lo encuentra demasiado abstracto.

Los cinco días añadidos ya se encuentran en el año egipcio.

«Y en cuanto a tomar el equinoccio de otoño como época inicial del año, era volver al uso de los caldeos, los persas, los sirios, los fenicios y los cartagineses; era volver a la era seléucida».

«De las fiestas decretadas, no es la más original la de la Opinión, que no era sino renovar el Día del Triunfo de los romanos, cuando el soldado, colocado detrás del carro, podía exhalar libremente todo lo que le sugerían su odio y su alegría».

Los meses se dividen en tres décadas de diez días (desaparecen las semanas).

No coinciden exactamente con los meses del calendario gregoriano, al empezar siempre la cuenta de los meses con el inicio astronómico de las estaciones, tal y como se hace también con el zodiaco griego.

Véase como referencia el informe y proyecto de decreto presentados por G. Romme, el 19 de floreal, año III: En lugar de asociarse un santo a cada día, como ocurre en el calendario gregoriano católico, cada día se asocia con una planta, mineral, animal (los días terminados en 5) o una herramienta (los días terminados en 0).

Hay varias hipótesis para convertir las fechas del calendario gregoriano, de las cuales estas tres parecen ser las más significativas: La siguiente tabla muestra la relación entre varios años republicanos y gregorianos según el método:

Cabe subrayar que, aunque el objetivo principal era el de eliminar todas las influencias religiosas del calendario para universalizarlo, el calendario resultó particularmente específico para Francia y el hemisferio norte, dado que los nombres de los meses eran descriptivos del clima típico de ese mes y podrían ser bastante imprecisos en otras partes del mundo.

Existen varias tablas de conversión y programas, creadas sobre todo por los geneálogos.

Algunos entusiastas en Francia siguen empleando el calendario, más por nostalgia histórica que por su funcionalidad.

Los textos legales que fueron adoptados mientras el calendario republicano era oficial y siguen en vigor en Francia han mantenido las fechas originales.

Calendario republicano de 1794.
Una copia del Calendario Republicano Francés en el Museo Histórico de Lausanne.