Estas narraciones chinas describen a los dayuan como habitantes urbanizados con rasgos caucásicos, que vivían en ciudades fortificadas y tenían «costumbres idénticas a las de Daxia» o del reino grecobactriano, un reino del periodo helenístico que gobernaba en ese momento sobre Bactria en el norte de Afganistán.
[cita requerida] Esta región fue gobernada por Persia desde Jerjes I, y comenzó a ser poblada por griegos en esa época.
La región de Ferganá fue conquistada por Alejandro Magno en el 329 a. C. y se convirtió en su base más avanzada en Asia Central.
Alrededor del año 160 a. C., la región de Ferganá parece haber sido invadida por las tribus saca (llamadas Sai-Wang por los chinos).
Se les describe como ciudadanos urbanos, a diferencia de otras poblaciones como los yuezhi, wusun o xiongnu, que eran nómadas.
Posteriormente, los chinos enviaron muchas embajadas, unas diez al año, a estos países y hasta Siria seléucida.
«Así, se enviaron más embajadas a An-si (el Imperio parto), An-cai (los aorsi o alanos), Li-kan (Siria bajo los seléucidas), T'iau-chi (Caldea) y Shon-tu (India)....
Enfurecido y pensando que los dayuan eran débiles, el emperador chino envió en el año 104 a. C. a Li Guangli, el hermano de su concubina favorita.
Li aceptó la oferta, nombró a uno de los nobles como nuevo rey y se retiró con los caballos.
Pronto se produjo un intenso comercio, confirmado por el alto interés romano por la seda china (suministrada por los partos) a partir del siglo I a. C., hasta el punto de que el Senado romano promulgó, en vano, varios edictos prohibiendo el uso de la seda, por razones económicas y morales.
Así lo atestiguan al menos tres importantes autores: También fue la época en la que la fe budista y la cultura grecobudista comenzaron a viajar por la Ruta de la seda, entrando en China alrededor del siglo I a. C.