Custodio García Rovira

Ese día fue aprobado su información de nobleza y fue admitido como alumno en el Colegio.

[4]​ En esa institución realizó sus estudios secundarios, estudió varias materias como latín, teología, filosofía, matemáticas, literatura, derecho canónico, romano y español.

"[5]​ Su desempeño como estudiante fue catalogado como excelente, un certificado del secretario del colegio decía lo siguiente al respecto:"Igualmente me consta que en la carrera literaria ha manifestado su aplicación y talento en los repetidos actos que con singular aplauso ha sostenido en sus respectivas clases, hasta obtener el grado de Doctor en Sagrada Teología, de donde pasó a cursar.

[7]​ Entre sus profesores se encontraba el doctor Francisco Margallo, quien le dictó latinidad y teología .

Concluido estos estudios, García Rovira fue aprobado para poder tomar puntos y tomar el examen conocido como la tremenda un examen rigurosísimo a que se sujetaban para optar el doctorado.

4 años después García Rovira, terminó sus estudios de jurisprudencia, y adelantó las prácticas que entonces se requerían.

Según el historiador José Manuel Restrepo, en esta época:"Los habitantes del Socorro principalmente corrieron a las armas, excitados por su gobernador García Rovira, que reunió en pocos días una columna respetable.

Al momento que Garcia Rovira fue elegido como presidente tenía 34 años de edad.

Ante esta negativa, el Congreso de las Provincias Unidas decidió someter a Cundinamarca por la fuerza.

García Rovira planeaba interceptar al ejército realista cerca de Chita, pero el comandante español y sus tropas ya habían pasado por allí siete días antes.

Para el 16 de noviembre, García Rovira llegó a Soatá, donde escribió al gobernador de Pamplona anunciándole con confianza: "Por poca que sea nuestra resolución, los aniquilaremos", en referencia al ejército realista.

Decidió permanecer en Málaga mientras esperaba refuerzos provenientes de Socorro, Piedecuesta y del comandante Buitrago.

En sus comunicaciones con Urdaneta, García Rovira estimó que su enemigo contaba con solo 400 hombres en condiciones deplorables de disciplina y moral, afectados por su reciente derrota en Chire.

Los patriotas lograron reunir cerca de 1.000 hombres, entre ellos 500 fusileros y 500 lanceros a pie.

En un informe escrito por el propio general, describía la situación del ejército como “sin oficialidad suficiente, escasa de armas, sin víveres, sin dinero, sin vestuario”.

Los jinetes españoles perpetraron una horrorosa carnicería, dejando a cientos de soldados patriotas muertos en la camino.

Las consecuencias de la derrota militar sufrida por los republicanos en el Páramo de Cachiri fueron desastrosas, prácticamente toda la línea de defensa del norte del país había colapsado dejando la vía libre para que el ejército expedicionario pudiera seguir su marcha hacia el interior del país y capturar a Santafé.

Sin embargo, Serviez, quien había logrado reconstruir parcialmente el Ejército del Norte, decidió no acatar la orden, argumentando que la calidad de sus tropas y la escasez de municiones hacían imposible sostener un combate.

En una comunicación con el presidente, explicó su plan de realizar una retirada estratégica hacia los llanos del Casanare con el fin de salvar al ejército y desplegarlo en guerrillas para enfrentar a los españoles.

Madrid y Serviez intercambiaron varias comunicaciones, uno intentando persuadir al otro de seguir sus respectivos planes.

Finalmente, el presidente cedió y permitió que Serviez trasladara sus tropas a los llanos.

En Bogotá, solo quedaba para su defensa el Batallón Guardia de Honor, compuesto por 170 soldados, la mayoría bisoños sin experiencia en combate.

Ante la imposibilidad de resistir el avance realista, el presidente Madrid ordenó la evacuación de los miembros del gobierno hacia Popayán, la única ciudad aún bajo control patriota y a donde muchos ya habían huido.

Ante esta amenaza, el vicepresidente y coronel Mejía decidió enfrentarlos en combate, con la esperanza de derrotarlos.

Esa misma noche, el general pidió formalmente la mano de María Josefa a su familia, quienes aprobaron la unión.

Esa noche, los derrotados decidieron permanecer en la misma posada para descansar, recuperarse y reorganizarse antes de continuar su marcha.

Además, le solicitó que fuera su padrino de boda, pues tenía previsto casarse allí en la posada donde se estaban quedando.

Sin embargo, en ese momento, un fuerte terremoto sacudió la montaña, destruyendo los caminos y cortando toda posibilidad de retirada.

Poco despues fueron capturados por tropas españolas, la captura del presidente Garcia Rovira fue notificada en una carta escrita por el general Pablo Morillo fechada el 23 de julio, dirigido a don Toribio Montes, donde comunicó lo siguiente:"Los rebeldes que huyeron de Popayán intentaron defenderse en la ciudad de La Plata; sin embargo, el teniente coronel Carlos Tolrá los atacó, causándoles numerosas bajas y apoderándose de su armamento, municiones y todo cuanto poseían.

Entre los prisioneros capturados, se encuentra el general Custodio García Rovira, quien había comandado a los rebeldes en la batalla de Cachirí.

Relieve de la Batalla de Cachirí que hace parte del pedestal del monumento al general Custodio García Rovira hecho en 1910.
Estatua de Custodio Garcia Rovira en Bucaramanga.