Cultura topará

La cultura topará abarcó las actuales provincias de Cañete (Lima), Chincha y Pisco (Ica).Sin embargo, todo indica que Tello se equivocó al considerar a Paracas-Necrópolis como prolongación de la antigua cultura paracas.Podría haber sido un sitio considerado sagrado, por la coloración roja de sus cerros y su cercanía al mar.También halló ejemplares de cerámica, pero estos, contrastando con los textiles, tenían poca decoración y eran mayormente monocromos (un solo color).Topará desarrolló un particular diseño arquitectónico: grandes casas rectangulares de varios ambientes amplios cuyas entradas se abren hacia un patio y sus muros siguen un riguroso trazo ortogonal.Su edificio representativo es la Huaca Santa Rosa, construida con cantos rodados, que mide 250 por 300 m aproximadamente.El comportamiento funerario topará lo conocemos por los hallazgos de Tello en Paracas (Cerro Colorado y Warikayan).Otro cementerio importante de esta cultura se hallaba en Chongos, pero por desgracia ha sido ya depredado y destruido.El cadáver era momificado mediante una técnica muy elaborada cuyos detalles permanecen desconocidos; pero la mayor de las veces se recurría a la momificación natural, librada al medio ambiente.Algunos fardos funerarios están envueltos hasta por diez u once mantos, y pertenecen sin duda a los miembros de las clases dominantes.Sin exageración alguna, puede afirmarse que el arte textil topará alcanzó alturas no igualadas por ninguna otra cultura del mundo.Esta universalización se atribuye a que posiblemente tuviera su origen en el remoto paleolítico, anterior al poblamiento de América.
Manto Paracas.
Una figura profusamente representada en el arte textil topará es un ser sobrenatural que tiene diversas variantes. En la imagen se ve a un personaje antropomorfo con rasgos de felino, que se desplaza por los aires y de cuya nuca brota un apéndice en forma de pez.
Cráneo deformado expuesto en el Museo Regional de Ica.