Cuento de hadas

[2]​ Los cuentos de hadas se encuentran ya sea en forma oral o literaria.Intentar detallar con exactitud su desarrollo histórico resulta una labor difícil, puesto que solo las formas escritas han sido capaces de sobrevivir con el paso del tiempo.[3]​ Incluso, se siguen redactando cuentos de hadas y obras derivadas del mismo género.[13]​ A su vez, Davidson y Chaudri identificaron la «transformación» como el rasgo principal del género.Se mueve en un mundo irreal, sin localidad o criaturas definidas y está lleno de cosas maravillosas.En esta tierra de nunca jamás, los héroes humildes matan a sus adversarios, heredan los reinos y se casan con princesas».El término alemán «Märchen» literalmente significa «cuento», por lo que no intenta referirse a un tipo específico de obra.Varios escritores han redactado igualmente relatos pertenecientes al género, a los cuales se les denomina con la palabra alemana Kunstmärchen («cuentos de hadas literarios»).Inclusive, las historias impresas bajo su autoría han sido editadas en más de una ocasión para adaptarlas a la forma escrita.[34]​ Sin embargo, se desconoce en qué medida estos reflejan los verdaderos cuentos tradicionales, incluso de su propio tiempo.Irónicamente, aunque su primera edición (1812 y 1815)[34]​ prevalece como un tesoro para los folcloristas, ambos se vieron en la necesidad de reescribir los cuentos en ediciones posteriores para volverlos más aceptables, algo que les aseguró buenas ventas y la consecutiva popularidad de sus trabajos.[44]​ Esta cuestión relacionada con el origen de La bella durmiente reflejó una creencia común entre los folcloristas del siglo XIX: que en la tradición popular se preservaban cuentos de hadas en formas antiguas, excepto cuando estos habían sido «contaminados» por las formas escritas, hecho que llevó a la gente a relatar cuentos no auténticos o «contaminados».El trabajo de Andersen, en ocasiones, se basó en cuentos populares antiguos, aunque resultó más frecuente el hecho de que utilizara motivos y tramas del género para crear nuevos relatos.Otras figuras destacables que han empleado cuentos de hadas en sus obras son Oscar Wilde, A. S. Byatt, Jane Yolen, Terri Windling, Donald Barthelme, Robert Coover, Margaret Atwood, Kate Bernheimer, Espido Freire, Tanith Lee, James Thurber, Robin McKinley, Isaac Bashevis Singer, Kelly Link, Bruce Holland Rogers, Donna Jo Napoli, Cameron Dokey, Robert Bly, Gail Carson Levine, Annette Marie Hyder, Jasper Fforde, entre muchos otros más.Otros trabajos han adaptado los cuentos de hadas familiares en una variante más aterradora o psicológica destinada principalmente para los adultos.[75]​ Se pueden encontrar los cuentos de hadas con tramas, personajes y motivos muy similares en varias culturas diferentes.Muchos investigadores sostienen que esto es consecuencia de la difusión de los cuentos, pues la gente repite los relatos que ha escuchado en países extranjeros, aunque la naturaleza oral hace imposible trazar la ruta, excepto por inferencia.[76]​ A su vez, algunos folcloristas han tratado de determinar el origen por evidencia interna, que no siempre puede ser considerada como del todo comprensible; Joseph Jacobs, al comparar el cuento escocés The Ridere of Riddles con la versión de los hermanos Grimm, The Riddle, percibió que en el primero un héroe finaliza casado de forma poligámica, un aspecto que podría derivarse de una costumbre antigua, aunque en el último, hasta la adivinanza más sencilla podría sugerir una mayor antigüedad.[88]​ Por otro lado la violencia, especialmente el castigo a los villanos, se incrementó más,[89]​ aunque posteriormente otros minimizaron este aspecto; J. R. R. Tolkien percibió que las versiones infantiles de «El enebro» («The Juniper Tree») excluían frecuentemente su tono caníbal.[94]​[95]​ En encuestas recientes, los cuentos de hadas populares han sido descritos como «escalofriantes y desactualizados» para su lectura a los niños; los cuentos originalmente surgieron con finales donde el protagonista muere de manera súbita ante sus preocupaciones y temores, algo que no puede contemplarse en la pedagogía infantil.Sin embargo, en Katie Woodencloak, ella se encarga de las labores hogareñas siendo acechada por su madrastra para luego prestar sus servicios en una cocina.Rapunzel es de tipo 310 («La doncella en la torre»), aunque inicia con una niña a la que se le exigen ciertas tareas a cambio de comida robada, tal y como Puddocky; sin embargo, en Puddocky no hay una doncella en la torre, mientras que el relato italiano The Canary Prince sí entra en el tipo señalado, pues comienza con una madrastra celosa.Lo anterior resulta útil en primera instancia, pero erradica el tono y los detalles empleados en una historia.Tomando en consideración que no se requieren todos los elementos para cada uno de los cuentos, cuando estos aparecían lo hacían en un orden invariable —excepto que cada elemento individual debía ser negado en dos ocasiones—, por lo que aparecería hasta tres veces, como cuando en Hermano y Hermana el hermano rehúsa beber de fuentes encantadas en dos ocasiones, siendo en el tercer intento cuando resulta encantado.[104]​ Uno de esos elementos es el hada madrina que le proporciona asistencia mágica al héroe, en ocasiones poniéndolo a prueba.Además, los personajes que no siempre actúan como las hadas madrinas pueden asumir dicho rol.[109]​ Muchas variantes, especialmente las que están orientadas a los niños, incorporaron una moraleja en sus tramas.Una interpretación mitológica consideró que muchos cuentos de hadas, incluyendo a Hansel y Gretel, La bella durmiente y El rey sapo, son mitos solares; este modo de interpretación es menos popular hoy en día.Análisis más específicos con frecuencia han sido criticados por prestar una gran importancia a los motivos que no forman, en realidad, parte del relato; esto tiende a menudo a derivarse del trato de un cuento de hadas como el texto definitivo, en el cual el cuento ha sido contado o reeditado en muchas variaciones.[93]​ Otros a su vez han explicado la figura de la madrastra malvada de forma histórica: muchas mujeres morían durante el parto, sus esposos se volvían a casar, y las nuevas madrastras competían entonces con los niños del primer matrimonio por diversas razones.
Ilustración de Carl Offterdinger del cuento de hadas europeo Caperucita Roja .
El cuento ruso Iván Tsarévich , el pájaro de fuego y el lobo gris no contiene hadas, sino un lobo parlante.
Una ilustración de Mamá Oca por Gustave Doré , en donde el personaje le está leyendo cuentos de hadas a un grupo de niños.
Una ilustración de Iván Bilibin del cuento de hadas ruso sobre Vasilisa la Hermosa .
Baba Yagá volando sobre su almirez, con una escoba en la mano izquierda. Ilustración de Iván Bilibin .
Ilustración de John Bauer de troles y una princesa para una colección sueca de cuentos de hadas.
Escena de Snow White and the Seven Dwarfs , el primer largometraje animado de Walt Disney estrenado en diciembre de 1937.
Pintura al óleo hecha en 1987 y titulada Spiel am Morgen , traducido a « Juego en la mañana ».
Cubiertos para niños con detalles que muestran escenas de los cuentos de hadas Blancanieves , Caperucita Roja y Hansel y Gretel .
Pintura al aceite hecha en 1966 y titulada Das Tier , traducido como « El animal ».
Una ilustración de La Bella y la Bestia hecha por Walter Crane .
El padre Hielo actúa como un hada madrina en el cuento de hadas ruso Padre Hielo , poniendo a prueba a la heroína antes de darle sus riquezas.
Barba Azul le da a su esposa una llave —un motivo específico de la variante de ese cuento de hadas—.