Critón (diálogo)

Esto producirá un diálogo en el que Sócrates busque analizar si fugarse será una acción justa o no.

Entre diversos argumentos dados entre los personajes el más grave será el dado a través de la prosopopeya de las Leyes (nómoi), que terminará por dar la palabra final para dejar claro lo que Sócrates debe hacer para permanecer justo.

Se puede pensar que Platón se ha aprovechado del carácter privado de la conversación para darle perfección a la obra, con fidelidad al pensamiento de su maestro Sócrates.

(Critón 46a)[4]​ Sócrates comenzará a contestar a Critón diciéndole que siempre ha seguido como regla actuar según el argumento que, después de reflexionar, le parece mejor.

[2]​ Sócrates dice a Critón que es de estimar que se tengan en cuenta opiniones de algunos hombres y de otros no, ya que se deben estimar las buenas opiniones y descartar las malas, a lo cual Critón asiente.

Así como se debe hacer caso al médico que es el experto en cuestiones del cuerpo antes que a los ignorantes que de hacerles caso se haría daño al cuerpo, así también en lo concerniente a lo justo y lo injusto si se le hace caso a la mayoría ignorante se termina haciendo daño a esa parte de nosotros que mejora con las acciones justas y se arruina con acciones injustas: "¿acaso debemos nosotros seguir la· opinión de la mayoría y temerla, o la de uno solo que entienda, si lo hay, al cual hay que respetar y temer más que a todos los otros juntos?"

(Critón 47c y 47d)[2]​[4]​ Sócrates dice a Critón que lo que importa es el vivir bien (de forma justa), sin importar si se es condenado a muerte.

La reputación, el dinero, y los hijos no son lo más importantes a tener en cuenta en este caso, sino solamente si escapar de prisión sería una acción justa.

(Critón 48b, 48c y 48d)[4]​ Sócrates recuerda a Critón que en ningún caso hay que hacer el mal voluntariamente, por lo tanto de ningún modo es bueno y honrado hacer el mal.

[2]​[4]​[1]​ Sócrates debe a las Leyes su crianza, su educación y todos los beneficios que ha gozado durante su vida como ciudadano de Atenas, por lo tanto ahora no puede traicionar este acuerdo, ya que él aceptó las condiciones de obedecer lo que dictaran las Leyes en toda situación.

Al vivir y engendrar hijos bajo su protección es evidencia de que se acepta su autoridad.

Las Leyes continúan diciendo que dónde quedarán entonces sus discursos (de Sócrates) sobre la virtud y la justicia.

Si Sócrates rompe su acuerdo y devuelve injusticia por injusticia, se enfrentará a la ira de las Leyes mientras viva y cuando muera se enfrentará a las hermanas de las Leyes en el Hades quienes no lo recibirán amablemente.

Comienzo del texto en un códice medieval (895 d. C.)