Pertenecía a una familia de artistas muy importantes en la vanguardia artística española: su hermana mayor fue la pintora Maruja Mallo, aunque su carácter era mucho más discreto, tímido e intimista que el de ella.
Ambos hermanos utilizaron el segundo apellido de su padre (Justo Gómez Mallo).
Acude, con su hermana, que también estudiaba en la Academia, a las tertulias del Café Granja El Henar, donde entra en contacto con Alberti, García Lorca y Valle Inclán.
[4] Frecuentaba la tertulia del Café Gijón y llega a alcanzar éxito en el ambiente artístico, participando en el quinto Salón de los Once (1947) y exponiendo en la galería Theo.
[7] Tras su muerte, su familia depositó gran parte de su legado en la Fundación Eduardo Capa.