Crisis financiera asiática

Sin embargo, lo que parecía ser una crisis regional se convirtió con el tiempo en lo que se denominó la "primera gran crisis de la globalización",[1]​ y existe una gran incertidumbre sobre la verdadera magnitud del impacto de sus efectos en la economía mundial.[2]​ La crisis comenzó en Tailandia con el colapso financiero del baht tailandés, causado por la decisión del gobierno tailandés de hacer fluctuar el baht, cortando su clavija al dólar estadounidense, después de esfuerzos exhaustivos para sostenerlo frente a una sobreextensión financiera severa que era en parte obligada por el sector inmobiliario.Solamente Singapur y Taiwán probaron estar relativamente aisladas del shock, pero ambas sufrieron duros golpes, la primera más agudamente debido a su tamaño y su ubicación geográfica entre Malasia e Indonesia.[5]​ Hasta 1997, Asia atraía casi la mitad del total de capital afluente a los países en desarrollo.Tasas de interés muy altas pueden ser extremadamente dañinas a una economía que está relativamente saludable, causando estragos en un ya de por sí frágil estado, mientras que los bancos centrales se quedan sin reservas internacionales.La rapidez con la cual ocurrió la crisis sirvió para que Sachs y otros la compararan con una clásica corrida bancaria, provocada por un riesgo repentino.Así, la crisis atrajo la atención de las finanzas conductuales interesadas en la psicología del mercado.Esta hipótesis no gozó de mucho apoyo entre los economistas, pues se argumenta que ningún inversionista por sí solo podía haber hecho suficiente impacto en el mercado para manipular exitosamente los valores monetarios.En este caso, la intervención se produjo a través del Fondo Monetario Internacional.[17]​ Como país tras país entraba en crisis, muchos negocios locales y préstamos que habían tomado los gobiernos en dólares americanos, se volvieron mucho más costosos respecto a la moneda local en la que obtenían sus ganancias, encontrándose incapaces de pagar a sus acreedores.No obstante, los críticos señalaron la naturaleza contradictoria de estas políticas, argumentando que en una recesión, la respuesta tradicional keynesiana era incrementar el gasto público, apoyar a las compañías mayores y reducir las tasas de interés.Aunque tales reformas, en la mayoría de casos, eran largamente necesitadas,[cita requerida] los países más involucrados terminaron sufriendo una reestructuración política y financiera casi completa.Sufrieron devaluaciones monetarias permanentes, un número masivo de bancarrotas, colapsos en todos los sectores económicos, depresión del mercado inmobiliario, alto desempleo y malestar social.Para la mayor parte de los países involucrados, la intervención del FMI había sido rotundamente criticada.[17]​ En otras palabras, se argumentaba que el FMI en sí mismo era la causa de la crisis.Esta fue la chispa que encendió la crisis financiera asiática, cuando el gobierno tailandés falló en su defensa del baht contra especuladores internacionales.La creciente recaudación fiscal permitió al país estabilizar su presupuesto y pagar sus deudas con el FMI en el 2003, cuatro años más tarde de lo programado.Pero, un gran número de corporaciones indonesias habían tomado préstamos en dólares estadounidenses.Durante los años anteriores, como la rupia indonesia (rupiah) se fortalecía con respecto al dólar, esta práctica había funcionado bien para estas corporaciones: sus niveles de deuda efectivos y costos financieros habían decrecido mientras el valor de la moneda local aumentaba.La rupiah y la Bolsa de Yakarta llegaron a un punto bajo histórico en septiembre.Las compañías que se habían prestado en dólares debieron enfrentar los altos costos impuestos por el declive de la rupiah y muchos reaccionaron comprando dólares y vendiendo rupiah, socavando aún más el valor de esta última.Durante este tiempo, hubo prisa en construir grandes conglomerados para competir a nivel mundial.Esa disminución contribuyó al posterior declive de las acciones coreanas, dado que el mercado bursátil tenía una tendencia a la baja desde noviembre.Sin embargo, como el chaebol, el gobierno de Corea del Sur no ha resultado ileso.En Corea, los $170,9 mil millones que cayeron en 1998 fueron igual al 33,1% del Producto Bruto Interno de 1997.Hubo un aumento general del sentimiento antioccidental, siendo George Soros y el Fondo Monetario Internacional singularizados como objetos de crítica.En varios países, particularmente Corea del Sur e Indonesia, hubo un empuje renovado para mejorar el gobierno corporativo.Esta reducción en los ingresos por petróleo contribuyó a la crisis financiera rusa en 1998, que a su vez causó el colapso en los Estados Unidos del Long-Term Capital Management después de perder $4,6 mil millones en cuatro meses.En cuatro rondas de conversaciones sobre el comercio mundial desde la crisis asiática (en Seattle, Doha, Cancún y Hong Kong) no ha sido posible alcanzar un acuerdo significativo puesto que los países en desarrollo se han vuelto más firmes y las naciones están volviéndose en torno a tratados de libre comercio regionales o bilaterales como una alternativa a las instituciones globales.Países tales como Brasil, Rusia e India, así como la mayoría del Sureste Asiático empezaron a copiar el modelo japonés de debilitar sus monedas, reestructurar sus economías hasta crear un superávit de cuenta corriente para formar grandes reservas en moneda extranjera.