La anexión y las reacciones a esta se cuentan entre las causas del estallido de la Primera Guerra Mundial.
Bosnia-Herzegovina era un estado multiconfesional integrado principalmente por musulmanes bosnios, croatas católicos y serbios ortodoxos, siendo estos últimos el grupo más numeroso.
El paso del tiempo aumentó la capacidad del emperador Francisco José y sus ministros para aplicar las medidas que deseaban en los valiatos y fue convenciendo al resto de potencias europeas de que el control austrohúngaro de estos territorios no sería pasajero como se había estipulado al principio, sino permanente.
[16] La presencia austrohúngara servía además a la diplomacia imperial para inmiscuirse cada vez más en los territorios otomanos vecinos.
Era un elemento modernizador de la península balcánica y la Constitución garantizaba el sufragio universal masculino, pese a que en 1835 la doble presión del sultán otomano —soberano del principado— y de Rusia había obligado al príncipe Milos a abolir las disposiciones legales más democráticas.
[nota 2] El Gobierno vienés había respaldado a Serbia en las negociaciones de esta con la Sublime Puerta en 1882 para lograr el reconocimiento otomano de la independencia del nuevo reino, así como las reivindicaciones serbias sobre Macedonia, todavía otomana.
Cerró la frontera a la importación de porcino serbio en 1904, la principal exportación del reino vecino.
[27] Alois Lexa von Aehrenthal, antiguo embajador austrohúngaro en San Petersburgo y nuevo ministro de Asuntos Exteriores, se aprestó desde 1906 a resolver el problema que suponían los eslavos meridionales, abogando por empezar con la anexión de Bosnia y Herzegovina.
Además, era partidarios de hacer lo mismo con Serbia, que consideraba un factor desestabilizador en la zona.
[28] Propugnaba transformar la estructura doble del imperio en una triple, con una tercera unidad eslava que se sumaría a las dos existentes, Austria y Hungría.
[28] La relación de fuerzas entre las potencias que se disputaban la preponderancia en los Balcanes cambió entre 1905 y 1908.
La influencia de la diplomacia rusa menguó notablemente como consecuencia del descalabro frente a Japón y de la agitación revolucionaria interna desencadenada por la derrota militar; Rusia se centró en solucionar sus problemas internos.
[34] Los rumores sobre la próxima celebración de elecciones que corrían por las cancillerías europeas suponían una amenaza para la administración austrohúngara de Bosnia y Herzegovina, puesto que formalmente estas seguían formando parte del Imperio otomano.
[3][35] La convocatoria electoral desbarataría la anexión paulatina y discreta que estaba llevando a cabo Austria-Hungría.
[5][36] Por añadidura, surgió entonces una liga serbo-musulmana en Bosnia que abogaba por la autonomía de la provincia en el seno del Imperio otomano.
[36] Los rusos no ocultaban su indiferencia sobre la situación jurídica de los dos valiatos administrados por Austria-Hungría, siempre y cuando se les compensase en los Balcanes con, por ejemplo, un mejor acceso a los estrechos del Mármara para su Armada.
El 21 de septiembre Aehrenthal escribió a Izvolski para pedir ese documento, a lo que Izvolski respondió dos días después indicando que se lo había enviado al zar para su aprobación.
El 4 de octubre, Izvolski preparó un informe a petición del embajador británico en Francia, Bertie.
[47] Movilizó su ejército e implantó un boicoteo de los productos austrohúngaros, mientras Austria-Hungría también alistaba sus fuerzas armadas.
[40] Serbia movilizó a su ejército, esperando recibir el apoyo de Rusia ante la acción austrohúngara.
[20] Esta se hallaba debilitada por la derrota en la guerra ruso-japonesa como para respaldarla;[1] por otra parte, los aliados rusos, Francia y el Reino Unido, tampoco le ofrecieron apoyo.
[53] Finalmente esta exigencia fue rechazada, aunque Serbia acabaría ocupando el Sanjacado junto a Montenegro en las guerras balcánicas.
[55] Surgieron numerosas sociedades secretas, entre ellas la Mano Negra, formada al principio por radicales que habían participado en el golpe de Estado contra el rey Alejandro,[56] ejemplo de las asociaciones con vínculos más o menos estrechos del poder belgradense.
El zar Nicolás II escribió al emperador Francisco José y acusó a Austria-Hungría de traicionar la confianza entre los dos países.
[71] La innegable victoria diplomática austrohúngara exacerbó además la rivalidad con Italia en el Adriático y en la península balcánica.
Berlín accedió el 29 de marzo a que Viena emprendiese operaciones militares contra Belgrado.
El Gobierno ruso cedió al día siguiente, consciente de su debilidad militar: los generales rusos señalaron que el país no estaba en situación de enfrentarse a la vez a Alemania y Austria-Hungría.
Serbia vio como se esfumaban sus oportunidades de adquirir en un futuro las provincias con población mayoritariamente serbia, que sus gobiernos nacionalistas ansiaban para obtenerlas de forma oficial, de manos del débil Imperio otomano al más poderoso Imperio austrohúngaro, respaldado por la aún más poderosa Alemania, lo que agrió aún más sus tensas relaciones con Austria-Hungría y le forzó a desviar sus apetitos territoriales hacia la disputada Macedonia, haciendo probable el conflicto con los otomanos.
Serbia perdía sus posibilidades de anexionarse territorios con población serbia y una salida directa al Adriático y dirigía su crecimiento territorial hacia una zona por la que se desencadenarían pocos años después las posteriores guerras.
[82] El gobernador, general Oskar Potiorek, suspendió la Constitución y limitó la circulación de la prensa extranjera en la provincia en 1913, como consecuencia de la agitación nacionalista que desataron las victorias serbias primero sobre el Imperio otomano y luego sobre Bulgaria.