Se habla de supersticiones cuando las creencias corresponden a hechos explicados ya por las ciencias (como ocurre por ejemplo con la luz mala).
En líneas generales los mitos suelen ser una racionalización o un intento de explicación (mediante alegorías) de los fenómenos que se perciben, tal explicación (en esto cumpliendo una función próxima a la del rito) provoca un alivio ante una incertidumbre, aún cuando los seres míticos o mitizados cobren características maléficas.
Los mitos creados por las etnias indígenas en ciertas ocasiones han trascendido ampliamente el área de circunscripción étnica, aunque al hacerlo, casi sin excepción, han sido muy modificados o directamente resignificados al ser adoptados por otras poblaciones, en especial por las poblaciones con orígenes predominantemente europeos, tales son los casos del equeco, el gualicho o el payé.
Aunque, siendo las creencias, en especial los mitos, portadas por los seres humanos, las mismas se pueden hallar diseminadas en cualquier lugar habitable.
También la imagen del Exu Tata Caveira es usada en algunos sectores para "cultear" a San la Muerte.
Algunos ritos pueden resultar risueños al observador extraño a la cultura en la cual estos se encuentran integrados, por ejemplo es posible que siempre existiera una diluida creencia en personajes que traían consigo infortunios (es más, se puede hipotetizar una base concreta para tal tipo de superstición: alguien infectado con una "peste" puede ser asintomático y sin embargo gente en su derredor puede evidenciar los efectos de la noxa, supongamos un portador de virus gripal), lo concreto es que en Argentina la inmigración procedente del Mezzogiorno trajo consigo una fuerte creencia en la yeta (del italiano gettare: lanzar, en este caso "lanzar efluvios nefastos"); esto al punto que hacia 1900 se hizo famosa una obra de teatro (una especie de sainete) escrita por Gregorio de Laferrère llamada "¡Jettatore!
", todo supuesto "jettatore" también fue apodado "fulmine" (en italiano: rayo), aunque la etimología es muy distinta, también la palabra de origen italiano mufa (moho) ha pasado a ser sinónima de las dos antecitadas; "mufa" inicialmente significa al fastidio, el mal humor, el mal estar (por esto se metaforiza con la palabra que significa al moho); pero en Argentina toma una acepción más, precisamente la de algo o alguien que trae infortunio (en España se le llama gafe); y lo que resulta cómico al observador externo son los rituales que mucha gente utiliza para evitar el supuesto efluvio, los más llamativos de tales rituales provienen también de Italia: tocarse los testículos o los senos mamarios (es menos difundido el gesto español de hacer un "gancho" con los dedos índice y mayor, tal gesto suele ser utilizado por los niños cuando juran para eludir cumplir el juramento), o en todo caso se toca madera, del mismo modo era frecuente que a los bebés (en particular si eran varones) se les atara una cinta roja o, lo que es lo mismo, «colorada» en la muñeca de sus brazos diestros para hacerles inmunes ante el supuesto mal de ojo.
Por otra parte, como en el Mediterráneo europeo, se considera que "pisar excrementos" — pese a todo— trae buena suerte.
Por lo contrario, está difundida la creencia de que repetir tres veces la palabra "Pugliese" trae buena suerte o -por lo menos- anula a la "mala onda" o infortunio, Pugliese recuerda al célebre pianista y compositor de tangos Osvaldo Pugliese; también existen otras creencias que se suponen traen buena suerte y son típicas del Mediterráneo: tocar madera, pisar excrementos, poner los dedos índice y medio haciendo "gancho", de Europa viene la creencia según la cual cruzarse con un gato negro trae mala suerte y más precisamente de España la creencia en que los martes 13 son días nefastos (en otras partes de Europa o lugares con fuerte impronta europea el día considerado nefasto es el viernes 13).
En las fiestas de Navidad y año nuevo en muchas ocasiones se consume lechón cocinado al horno porque se cree que esto trae buena suerte, la explicación de tal creencia estaría en una cusa emic: el cerdo en ciertas zonas de Europa es asociado con la abundancia ya que resulta un animal económico para los ganaderos, sin embargo la "explicación" criolla etic suele ser legendaria casi mítica, ya que en el folclore argentino se argumenta que en Navidad y año nuevo se comen lechones "porque cuando nació Jesús el único cuadrúpedo de granja que no fue a saludarlo fue el cerdo" (llamado "chancho" en Argentina).
Las fiestas populares que se reiteran sean explícitamente religiosas o no, casi sin excepción forman parte del conjunto de los ritos; en tal sentido conviene recordar la definición dada por Georges Dumézil de fiesta:"La fiesta es el momento y los procedimiento por los cuales el Gran Tiempo y el tiempo profano se comunican, volcando el primero sobre el segundo parte de su contenido y permitiendo a la humanidad, a partir de tal ósmosis, actuar sobre los seres, fuerzas y sucesos que gobiernan al mundo"; obviamente la definición dada por Dumezil es atinente al pensamiento mágico y más corresponde con el aspecto considerado sagrado que pueda tener una fiesta, aspecto bastante diluido a partir de la modernidad en la sociedad de cuño "occidental".
[4] Los diversos ciclos estacionales implican la práctica de diversos ritos en especial en aquellas zonas rurales en las cuales ha habido más influjo cultural indígena, por ejemplo el solsticio de invierno meridional, suele ser considerado por muchas poblaciones el inicio del año cósmico, es así que entre las poblaciones con orígenes mapuche o influidas por esa etnia exista todo un rito iniciático e incluso palingenésico ( es decir de renovación o regeneración ) que incluye "bautismos" en el agua helada, ya que se considera así se fortalece el alma, y con ésta, al cuerpo.
Se nota que estos rituales estacionales provenientes de Europa tienen (al menos por sus nombres) características que les harían incluíbles dentro de las prácticas tradicionales del catolicismo, sin embargo, existían ya previamente al cristianismo ( como la misma fecha en que se celebra la Navidad) y en Argentina han sido, especialmente durante el siglo XX, profundamente laicizadas o "secularizadas".
Los ritos estacionales de origen europeo en ciertos casos han sido fuertemente sincretizados, esto ha ocurrido muchas veces con el carnaval, particularmente en el NOA en donde se llega a "confundir" con la chaya, en esa región aún se celebran misachicos al son de los erkes.
A imitación del santoral católico, el santoral criollo también suele representar a estos "santos" mediante imágenes en las cuales, sin embargo, existe una cuota de fetichismo (se suele creer que tales imágenes están "vivas" o "habitadas" por algún espíritu, no se trata de animismo sino de fetichismo en cuanto los objetos son artificiales ).
Adolfo Colombres: Seres sobrenaturales de la cultura popular argentina, Ediciones del Sol, 1984; ISBN 0-950-9413-00-03.