Su frondoso prontuario acumuló presuntos robos, hurtos, reparto de propaganda anarquista, asaltos y muertes.
Este bandido ha sido conocido por robar a gente adinerada para dar a los pobres, quizá la razón por la cual se ganara su apodo de «Robin Hood argentino» o el «Robin Hood criollo», siendo un mito luego de su muerte.
Éste había sido detenido en Caleufú, La Pampa, por delitos de cuatrerismo y, supuestamente, la policía le propone mejorar su suerte si delata el lugar donde se escondía Bairoletto.
El traidor accede al ofrecimiento y, seguido por una partida policial, se traslada a caballo hasta Colonia San Pedro de Atuel, en Mendoza, y llega al rancho donde se refugiaba el forajido de las Pampas.
El delator le pide ayuda a Vairoletto para seguir su camino, argumentando que es perseguido por la policía pampeana y mendocina.
En 1965 Eduardo Shaw dirigió el filme Lo llamaban Vairoleto, que no llegó a estrenarse comercialmente.