La adición de vacas de amigos al pasto del jugador permite al usuario también recibir «clics» cada vez que se hace clic en la vaca del jugador.
Algunos críticos elogiaron a Cow Clicker por su análisis de la mecánica común de los videojuegos sociales y lo vieron como un comentario sobre cómo los videojuegos sociales afectan a las personas.
[3] Después de la conferencia, Bogost acuñó el término cow clickers («cliqueadores de vacas») para describir juegos como FarmVille que sólo implican realizar tareas en ciertos intervalos, ya que en estos juegos «haces clic en una vaca y eso es todo lo que haces».
Para demostrar claramente cuáles, en su opinión, eran las mecánicas de estos juegos de las que más se abusaba, Bogost desarrolló rápidamente un videojuego en Facebook titulado Cow Clicker.
[3][6] Aunque continuamente perturbado por su popularidad, Bogost también utilizó Cow Clicker para parodiar otras tendencias recientes en juegos y redes sociales; como la adición de una API para permitir que los sitios web tengan sus propias vacas en las que se puede hacer clic (en un proceso que denominó Cowclickification), el juego derivado Cow Clicker Blitz (codesarrollado con el cofundador dePopCap Games, Jason Kapalka), «My First Cow Clicker» para iOS (una parodia de aplicaciones educativas simplistas; diseñada para «entrenar» a los niños a hacer clic en las vacas y agregar los clics resultantes al total de sus padres) y una campaña de «Cow Clicktivism» donde los usuarios podían hacer clic en una vaca demacrada para donar a Oxfam America — con el objetivo de donar una vaca real a un país del tercer mundo.
En este punto, el juego seguía siendo jugable, pero todas las vacas fueron reemplazadas por espacios en blanco y se decía que habían sido arrebatadas.
[4] Cow Clicker recibió atención crítica poco después de su lanzamiento.
En consecuencia, comparó a Cow Clicker con estar dentro de una «caja Skinner increíblemente clara» — reconociendo el poco esfuerzo que requería el juego para que los usuarios siguieran jugando.
Scott Jon Siegel, de Playdom, criticó el juego por no ir lo suficientemente lejos en su sátira y por destacar demasiado las «prácticas de monetización absurdas y los clics sin sentido por los que los juegos sociales son tan conocidos».