Mitología mexica
Los aztecas se consideraban como el pueblo elegido por el Sol, encargados de garantizar su recorrido por el cielo, alimentándolo.Aunque esta interpretación puede estar originada por la influencia monoteísta occidental al no valorar la importancia en la cultura nahuatl del concepto de dualidad creadora.La mayor parte de la poesía náhuatl que sobrevive usa estos nombres para referirse a los dioses creadores.Según ellos hubo cuatro mundos antes o soles como ellos los llamaban, cada uno regido por un dios específico, una raza humana única y devastada por un fenómeno natural diferente.Hay varias versiones de este mito ya que la información no es completa y el orden suele cambiar.Este mito fue esparcido por todo México, por lo que llegó a la cultura maya de Yucatán.Al ver esto los dioses concordaron en que la creación no podía ser completada mientras el monstruo estuviera de por medio.[1] Tezcatlipoca fue el primer sol en alumbrar el mundo y los otros dioses crearon a los gigantes, hombres muy fuertes, que comían bellotas de encinas.Cuando Tezcatlipoca dejó de ser sol, todos los gigantes fueron comidos por jaguares y no quedó ninguno.Pero Quetzalcóatl hizo llover fuego del cielo, quitó a Tláloc y fue sustituido por su mujer Chalchiuhtlicue.Según el mito, Quetzalcóatl debía ir al inframundo a recuperar los huesos humanos de la última era, es decir, la raza que fue convertida en pez por la inundación.Una vez más allá de la tierra muerta, junto con otros dioses, les roció con su propia sangre, restaurando la vida.“¿Qué otra cosa podría ser, motivado a los antiguos, desde la muerte precedido a su reaparición, la muerte debe ser la causa de la Vida?”[1] Se dice que el nacimiento del quinto sol tuvo lugar en Teotihuacán, considerado el lugar donde el tiempo comienza.Entonces en los dioses formaron un círculo alrededor de la pira sacrificial que había estado ardiendo durante cuatro días.Esto sucedió tres veces hasta que los dioses decidieron llamar a Nanahuatzin, quien se echó al fuego sin dudarlo.Fue entonces que Tecuciztécatl, al ver el valor de Nanahuatzin, decidió aventarse, así como también se sacrificaron el águila y el jaguar.Los dioses empezaron a buscar el lugar por donde saldría Nanahuatzin y algunos supieron que saldría por el este surgiendo como Tonatiuh, el quinto sol[1] En el relato de la cosmogonía náhuatl, la creación del universo, se menciona que en un principio solo existía un cielo, que llamaron el décimo tercero, en el que vivía una pareja divina, Ometecuhtli y Omecíhuatl, que procreó cuatro hijos, el primogénito fue Tlatlauhqui-tezcatlipoca (Tezcatlipoca Rojo), adorado particularmente por los tlaxcaltecas y huejotzincas bajo el nombre de Camaxtli,[3] pero asimilado por los mexicas como Xipe Tótec[4], "Nuestro Señor El Desollado"; el segundo hijo fue Yayauhqui-tezcatlipoca (Tezcatlipoca Negro); el tercero fue Iztauhqui-tezcatlipoca (Tezcatlipoca Blanco), asimilado por los mexicas como Quetzalcóatl; el cuatro fue Xoxoauhqui-tezcatlipoca (Tezcatlipoca Azul), asimilado por los mexicas como Huitzilopochtli.Los númenes mexicas se transforman, multiplican su personalidad para poder cumplir con todas sus acciones divinas, de esta manera una deidad puede ser benévola o malévola, ser la madre de su propia abuela, destruir lo que ha procreado, ser dinámica y estática, omnipresente, ubicua, ambivalente, polifacética, y por lo tanto tener tantos nombres como acciones realice, y tantas características como su naturaleza lo requiera.Aun así, los dos astros siguen inertes en el cielo y es indispensable alimentarlos para que se muevan.