Fue jurado como sucesor el príncipe Felipe: el 7 de noviembre por los valencianos, el día 9 por los aragoneses y el 14 por los catalanes.
El rey recibió 100 000 libras y a cambio hizo un perdón general por cierta clase de delitos.
La presión fiscal se hizo más fuerte con los que estaban fuera del concepto incrementándoles las expropiaciones y, paralelamente, las agresiones y asesinatos de oficiales a cargo de las expropiaciones.
Al retardo injustificado se sumó el escándalo de la manipulación que había sufrido respecto a los acuerdos tomados.
En la documentación envidada por las autoridades reales para ser impresa carecían las actas relativas al Santo Oficio, la Capitanía General, el comercio de caballos y se había añadido una de nueva relativa al aumento salarial del Consejo Real.