Sin embargo, la historia del colegialismo en Uruguay era de larga data.
Esta vez, en cambio, el poder ejecutivo pasó a ser totalmente colectivo, no existiendo en absoluto la figura del presidente de la República.
En la práctica, esta formación gubernamental resultó inadecuada, con un funcionamiento lento y pesado.
No pocas veces, las decisiones en el seno del Consejo se estancaban por falta de mayoría para votar, o inclusive llegó a suceder que la postura del Presidente del Consejo Nacional de Gobierno quedase en minoría.
Cabe destacar que en esta Constitución se creó el Tribunal de lo Contencioso Administrativo.