Conspiración de la Escalera

La resolución del recién designado Capitán General Leopoldo O'Donnell fue implacable: 3.066 personas fueron encausadas, 78 de las cuales fusiladas, miles encarceladas y cientos desterradas.

[1]​ El proceso judicial fue llevado por la Comisión Militar de Matanzas, presidida por Fulgencio Salas.

Esta visión se extendía incluso a las opiniones públicas más «humanas» y «tolerantes», que los consideraban algo así como minusválidos.

La aparente estabilidad social que se disfrutaba, en realidad ocultaba un fuerte miedo a una rebelión al estilo de Haití.

[6]​ Durante el siglo XIX queda patente el enfrentamiento entre dos estamentos sociales: la oligarquía criolla e hispana, dueña de los ingenios azucareros y por lo tanto defensores del esclavismo, frente a la burguesía criolla, con menos títulos nobiliarios y más abiertos de mente.

[10]​ Proponían favorecer la tecnificación a base de vapor que ya se estaba dando lentamente, así como una «recolonización» del campo cubano por gentes blancas (peninsulares principalmente).

Por todo ello, el Gobierno en Londres nombró como cónsul británico en Cuba a David Turnbull (entre 1840 y 1842), quien era un activo militante abolicionista.

Las autoridades españolas consiguieron retirar a Turnbull del consulado dos años después de su llegada.

En ciertos informes se denunciaba la trata ilícita con todo lujo de detalles: nombre del buque, propietario del mismo, lugar donde se había producido el desembarco, cantidad de bozales (esclavos) e incluso el ingenio al que fueron destinados.

[18]​ Si bien la pujante economía de Cuba llevaba décadas sostenida gracias al sistema esclavista, cuando O'Donnell llegó al poder, la trata de personas negras (y la industria azucarera vinculada a ella) se desarrolló como nunca lo había hecho antes.

[19]​ O'Donnell siempre se mostró como un acérrimo defensor del sistema esclavista y en sus cartas al Gobierno de Madrid a menudo consideraba el trabajo forzado de africanos como «el más adecuado para Cuba».

Entre los aristócratas de la España peninsular, era un hecho público y notorio que O'Donnell había amasado una gran fortuna en Cuba.

[21]​ En marzo de 1843, cuando aún era Capitán General Gerónimo Valdés, se levantaron los esclavos del ingenio La Alcancía, en Cárdenas.

[2]​ Ya los contemporáneos se dividieron en sus interpretaciones sobre si la conspiración fue real o una invención, y esa discordia fue heredada por la historiografía posterior.

Y no solo eso sino que se culpó a los británicos establecidos en Cuba.

Trabajadores negros en una plantación de caña de azúcar. Cuba, 1899.
Leopoldo O'Donnell
Ingenio azucarero en Cuba