Fue el primer paso para poner fin al secular antijudaísmo cristiano que culminó con la aprobación en 1965 por el Concilio Vaticano II de la declaración Nostra aetate que recogió lo fundamental de las propuestas del grupo de Seelisberg, encabezado por el teólogo católico Jacques Maritain y el judío francés Jules Isaac, que había perdido a toda su familia en el Holocausto.
Al conocerse los horrores del Holocausto tras el final de la Segunda Guerra Mundial, algunos sacerdotes, teólogos y laicos católicos promueven la revisión del tratamiento teológico que la Iglesia daba al judaísmo, que ya se había planteado en el periodo de entreguerras —especialmente por el teólogo francés Jacques Maritain— como reacción al antisemitismo nazi.
En esta toma de conciencia desempeña un papel muy importante el judío francés Jules Isaac, cuya familia fue víctima del genocidio nazi.
Éste denuncia que el origen del antisemitismo se encuentra en el antijudaísmo cristiano y su "enseñanza del desprecio" hacia los judíos, el pueblo deicida según el cristianismo, por lo que el antisemitismo nazi no hizo sino "reanudar y llevar a su punto de perfección una tradición.. de odio y desprecio".
Las Iglesias cristianas siempre han afirmado efectivamente el carácter anticristiano del antisemitismo, como todas las formas de odio racial, pero esto no ha sido suficiente para evitar la manifestación entre los cristianos, en diversas formas, de un odio racial indiscriminado hacia los judíos, como pueblo.
Nada parece más adecuado para contribuir a este feliz resultado que los siguientes:
8.Evite referirse a las maldiciones bíblicas, o al grito de una turba furiosa: "Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos", sin recordar que este grito no debe contar frente a las palabras infinitamente más poderosas de nuestro Señor: "Padre, perdónalos porque no no saben lo que hacen".
[4] Se inició entonces un duro debate en el que el secretario Cicognani logró imponer su tesis de que se eliminara la alusión al judaísmo del documento sobre las relaciones con las religiones no cristianas (al parecer, un grupo de obispos españoles celebró su supresión con champán).