Confederación de Comuneros Españoles

[3]​ La comunería tomaba algo de la teatralidad masónica, pero la relajaba y, sobre todo, la hacía profundamente nacional.Celebraba sesiones semanales en el «alcázar de la libertad» y sus miembros eran llamados «procuradores».[5]​ En El Grande Oriente, novela de la segunda serie de los Episodios Nacionales, Benito Pérez Galdós resume con humor y distanciamiento sus objetivos y organización interna:Está mandado que al iniciar a alguno, no se revele nada del objeto y modo de la Confederación; pero yo le digo a usted todo, todito, porque confío en su discreción y prudencia.Supongo que habrá juramentos y pruebas... —Le presentaré, señor don Salvador.Nuestra Confederación se honrará mucho con que usted entre en ella.Cuando la merindad alcanzase los diecisiete integrantes se formaría una «junta gubernativa» entre cuyas funciones estaba la formación y aprobación de nuevas torres y otorgar poderes al procurador de la merindad en la A.A esta se accedía por una empalizada y se adornaba con el estandarte morado de la confederación con un castillo blanco en su interior y tres inscripciones: en el centro, «Constitución de la Monarquía», a la derecha su artículo 3.º («La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a esta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales») y a la izquierda «La Conf.sostiene a toda costa los derechos y libertades del pueblo».Cerca de la urna habría una mesa con cinco sillas cubierta por un tapete morado y el sello de la Confederación, y tras los asientos tres torreones cilíndricos con sus almenas y las citadas inscripciones, tremolando sobre cada uno de ellos el estandarte morado con el castillo blanco en su centro.La puerta del alcázar era un rastrillo de puente levadizo que durante las sesiones debía permanecer abierto y contar para su defensa con quince lanzas (artículo 3.º del Reglamento para el Gobierno Interior de la Conf.).[7]​ Todas las sesiones se abrían con un solemne discurso pronunciado por el presidente:No es posible conocer el número de miembros que integraron la Confederación.Otros simpatizantes elevaban su número a más de cien mil.Para estos, según un documento de la «Asamblea de Comuneros Españoles» firmado por Palarea como comendador en ese momento de la Confederación, dieciséis diputados y un numeroso grupo de militares, empleados y funcionarios ministeriales, la desunión entre liberales por rivalidades superfluas, agravada por la invasión francesa en curso, amenazaba el sistema constitucional y hacía el juego a los partidarios del absolutismo, por lo que llamaban a la «unión verdadera».
El Eco de Padilla , Madrid, n.º 1, 1 de agosto de 1821. Hemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España.