Los lotes restantes pasarán a manos de otro aristócrata sevillano, don Fernando Parladé Heredia.No duró muchos años en sus manos, puesto que el hijo del conde de Aguiar dejó en manos la familia Mora-Figueroa los designios de la ganadería, tras la compra que hizo esta familia gaditana en 1911.[8] Mejor fortuna tuvo en, cambio, la corrida que presentó el aristócrata extremeño tan solo unos días más tarde en la Plaza de toros de Vista Alegre (Bilbao), para Alejandro Sáez "Ale" y Ernesto Pastor, que resultó herido en una pierna.Tanto es así que el Consultor indicador taurino universal (1923) expresaba cómo el conde, "aficionado inteligente como pocos", supo mantener el prestigio "de estos magníficos toros y aun elevarlo a ser posible"; siendo el temperamento de estos toros "el preferido por los toreros, por lo mucho que se prestan al lucimiento".En 1925, la vacada de "Los Bolsicos" se encontraba más que consolidada, puesto quese alcanzaron a lidiar hasta 41 toros y 7 novillos con el hierro condal.Tanto es así, que la ganadería empieza a servir de simiente para otros hierros del campo bravo español, quienes acuden al conde de la Corte para refrescar sus ganaderías.Debió cumplir y superar todas las expectativas puestas en los toros del aristócrata extremeño.[...] Ayer, con una corrida terciada, más terciada que otras de la misma ganadería que yo he visto lidiar, tuvo su criador un éxito rotundo, y la leyenda de los "toracos" grandes un menú más rotundo todavía.Todos los toros pelearon bien con los caballos pero de todos se destacó, porque además fue muy noble y suave para los toreros, conservando la bravura y la nobleza hasta el último momento, el lidiado en sexto lugar.[21] e incendios en la finca de "Los Bolsicos", donde pastaba la ganadería brava.[23] Terminada la guerra, y durante los años cuarenta, la ganadería vuelve a recuperar el pulso anterior gracias a los grandes triunfos que cosechan algunos toreros gracias al juego que ofrecían los toros del conde.En estos años, el hierro del conde de la Corte mantiene su compromiso con la bravura y la integridad del toro bravo, frente a los abusos cometidos por otros ganaderos en torno a la manipulación de las astas:Lo peor no es que se afeite tanto, sino que el fraude va en aumento, y acabará siendo generalizado si no toma medidas la Unión de Criadores de Toros de Lidia y si no se corrige adecuadamente la normativa del nuevo reglamento taurino[29]Entre las postrimerías del siglo XX y los inicios del XXI, la ganadería desaparece de las grandes ferias, contando solo actuaciones puntuales en las ferias toristas.En 2013, tras la muerte del ganadero toma las riendas su hijo Luis Guillermo López Olea; quien asume la ganadería «en un serio trance de desaparición».Como accidentales más frecuentes presentan listón, bragado, meano, gargantillo, salpicado, jirón, burraco, chorreado y ojo de perdiz.[34] Sobre la importancia de la bravura para esta ganadería, daba cuenta su primer propietario en una de las crónicas que realizó el periodista Antonio Díaz-Cañabate sobre la Feria de San Fermín del año 1964: "Ver a un toro bravo, realmente bravo, tal y como estimo que debe ser su bravura, es realmente difícil.Los ganaderos somos como los jugadores de la lotería, todos queremos el gordo, y nos tenemos que conformar con las aproximaciones".El público, por la presentación del toro, aplaudieron al ganadero tras la salida del cuarto de la tarde, que era "negro bragado, alto de pitones y largo", y que cumplió en varas.[45] En 1979, el ganado de este hierro protagonizó una corrida emocionante, especialmente en el caballo, aunque tuvo que ser suspendida debido a la gran tromba de agua que sorprendió tras el cuarto toro.
Guineo
, lidiado por Diego Puerta en Pamplona, y premiado con el Trofeo Carriquiri (
El Ruedo
, 1110, 1965)