Poco después, pasa a la compañía de María Guerrero.
En años sucesivos trabajó con algunos de los más célebres intérpretes del momento, como Francisco Morano o José Tallaví.
En 1940 formó compañía propia con Manuel González, Carmen Carbonell y Antonio Vico, con el nombre de Los cuatro ases.
Juntos estrenarían, entre otras piezas, la obra Y amargaba (1941), de Benavente.
Tras la disolución del grupo, siguió trabajando sobre las tablas en solitario con obras como La casa (1946), de José María Pemán.