Durante la época medieval los monjes cistercienses impulsaron el cultivo de la vid y la elaboración del vino.
Se conserva una bodega de estilo gótico del siglo XIII.
A principios del XX, se levantaron edificios modernistas en las bodegas, bautizadas por Àngel Guimerà como las "catedrales del vino", obra de arquitectos como Domènech y Martinell.
El viñedo se asienta en una hoya o depresión (no otra cosa significa conca), suelo erosionado por el paso del río Francolí.
Produce sobre todo vino blanco, aunque también lo hay rosado, tinto y espumoso.