Compromiso de Breda

Tras su abdicación en 1555 y 1556 fue su hijo Felipe II quien le sucedió en el trono de ambos países (además de Nápoles, Sicilia, Cerdeña y las colonias americanas).

Felipe II, criado en España y educado en el catolicismo estricto, reprimió la libertad de culto religioso, nombrando al cardenal Granvela presidente del consejo de estado, estableciendo la Inquisición, situando en los puestos de responsabilidad a funcionarios españoles en detrimento de los holandeses y haciendo caso omiso de las protestas populares que éstos presentaban por su gestión.

Unidos católicos y protestantes de la nobleza holandesa, encabezados por Guillermo de Orange, consiguieron la dimisión de Granvela en 1564 y maniobraron para conseguir la autonomía dentro del Imperio español y la libertad religiosa.

Entre el 10 de agosto y octubre de ese mismo año la situación degeneró en revueltas populares:[1]​ los protestantes calvinistas allanaron y destruyeron las iglesias e imágenes católicas y alborotaron el país entero.

Ya que las Provincias Unidas no respetaban la libertad religiosa de los católicos.