Respecto al resultado táctico del combate, ambos bandos se adjudican la victoria.[2] Mientras Pezuela realizaba los preparativos expedicionarios, las embarcaciones de la Real Armada española con las que disponía en el apostadero naval del Callao se ocupaban de apoyar a las fuerzas realistas que resistían en Talcahuano, y también en realizar con cierta regularidad un bloqueo naval en Valparaíso.[5][6] El bloqueo que ejercieron las unidades de guerra realistas sobre Valparaíso no fue del todo eficaz ni fácil.[10] Se le reclasificó como fragata y fue bautizado con el nombre de Lautaro, enarbolándose en ella la bandera chilena.Por esos días había llegado a Valparaíso la noticia del gran triunfo independentista en la batalla de Maipú.librado 5 de abril, lo que alentó a preparar el buque para actuar ofensivamente en el mar, ya sea utilizándola como corsario o para levantar el bloqueo del puerto.[11] En el mismo mes de abril el bloqueo realista del puerto era sostenido por Blanco Cabrera con la Venganza, Esmeralda y el Pezuela.el comandante de marina Juan José Tortel y el enviado del gobierno Tomás Guido.El comandante O'Brien había recibido un pliego con cinco instrucciones específicas que señalaban como debía proceder para realizar su misión.Preparado para el combate, a las 7 de la mañana ordenó gobernar sobre el navío adversario y lo embistió disparando tres descargas sucesivas que el mayor Guillermo Miller cumplió, mientras cambiaba la bandera inglesa por el pabellón nacional.Cual sería su asombro y el de su tripulación al ver que efectivamente el buque los abordó.Jorge O'Brien, arrastrado por su valor, ejecutó personalmente el abordaje del buque enemigo acompañado por 25 hombres.Y así Jorge O'Brien quedó en plena posesión del buque con su velamen aun al viento.Conducta que no fue reprochada por Luis Coig, más bien al contrario, dado el estado lamentable del bergantín Pezuela.Antes de morir, alcanzó a murmurar: «No la abandonéis muchachos, la fragata es nuestra».Caído el jefe, los compañeros de asalto se batieron valientemente, pero fueron gradualmente aniquilados por la tripulación enemiga, que en los 45 minutos siguientes se repusieron de la sorpresa y lograron aniquilar a los abordadores.Se trataba del bergantín mercante español San Miguel, apresado tras el combate, cuando viajaba de Talcahuano al Callao, y que según el historiador chileno Uribe Orego, trasladaba importantes y acaudalados pasajeros, que por su rescate cancelaron una elevada suma, aprovechada posteriormente para abonar lo adecuado por la compra de la fragata Lautaro.Chile ahora, y gracias a los agentes de gobierno que tenía en Inglaterra y los Estados Unidos, se lograría conformar una escuadra capaz de desafiar abiertamente a la división naval española en el Pacífico sur.