Apenas advirtió el avance del ejército patriota, se replegó hasta las casas de Quechereguas.
Freire llegó hasta las casas de Quechereguas, y, creyendo que el enemigo seguía al sur con la caballería, intimó rendición a los pocos rezagados que suponía acogidos a las casas de la hacienda.
El escuadrón de Freire, ya desorganizado, habría sucumbido sin el auxilio que, motu proprio, le prestó Santiago Bueras.
Freire perdió en el combate su gorra, y en ella encontró Primo de Rivera papeles que contenían datos completos sobre las fuerzas del ejército patriota.
Primo de Rivera se retiró a las márgenes del Claro, y, desde allí, unido con Ordóñez, que había acudido en su auxilio, continuaron replegándose hasta reunirse con Osorio en Camarico.