El bloqueo del conducto biliar común y la ictericia relacionada se han documentado desde, al menos, la época de Erasistrato.
A medida que el divertículo craneal se extiende hasta el mesénquima del tabique transverso, fomenta la formación del endotelio y de las células sanguíneas a partir de las células mesenquimatosas.
Al principio, el conducto se inserta en la cara ventral del duodeno y, cuando este último rota en una fase posterior del desarrollo, el conducto colédoco se recoloca en la cara dorsal de la pared duodenal.
La inflamación del conducto biliar se denomina colangitis y puede causar estenosis y obstrucción de este conducto, obligando a la bilis a retroceder hacia el hígado causando ictericia.
Ciertos tumores del páncreas pueden migrar al conducto biliar común o, en raros casos, iniciarse en él.
[6] Los quistes de colédoco son dilataciones congénitas raras en cualquier segmento del árbol biliar, con una incidencia de aproximadamente 1:100 000 a 1:150 000 nacidos vivos, siendo más frecuente en países asiáticos, con mayor frecuencia en el sexo femenino (4:1); el 80 % de los casos se diagnostican en la infancia y el 20 % en adultos en los cuales suele estar asociado a otra patología biliar.
[7] Además del dolor agudo de abdomen, las patologías del conducto biliar común se presentan como un cuadro que se caracteriza por el síndrome colestásico, del que es normal la ictericia, el prurito generalizado, intolerancia a las comidas grasas y esteatorrea,[8] flatulencia, distensión abdominal, náuseas, vómitos, etc.