Para conseguirlo defendía que «el derecho que todo particular tiene sobre sus bienes está siempre subordinado al derecho que la comunidad tiene sobre todos, sin lo cual no habría ni solidez en el vínculo social, ni fuerza real en el vínculo de la soberanía».
Asimismo se debía asegurar a todos «una subsistencia suficiente», parcelando la tierra en lotes iguales y confiscando «todo lo que de inútil» y «superfluo» posean los ricos, porque «si cualquier hombre, en cualquier lugar, no tiene asegurado por la Constitución el vivir con suficientes medios de vida, no hay en absoluto Constitución, la naturaleza es violada y la libertad no existe» —en esto Fauchet coincidía con el enragé Jacques Roux—.
[5] Fauchet, como Bonneville, consideró el cristianismo primitivo un sistema superior a otros habidos en la Antigüedad al afirmar que «la tierra, así como el aire, no son propiedad de nadie y sus frutos son de todo el mundo».
Tres meses después fue acusado de estar predicando la "ley agraria" y de ser el responsable del motín que estalló en Falaise por lo que se le prohíbe intervenir en Bayeux.
Se opone a la condena de muerte del rey, ataca a la La Montaña que le reprocha su oposición al matrimonio de los sacerdotes y al divorcio.