Se cree que hace unos dos o tres mil años formaba grandes masas forestales en el norte de África, quedando hoy en día pocos ejemplares.Es un árbol que necesita sol, soportando muy bien el calor y la sequía.También se reproduce fácilmente por semilla sin requerimientos especiales, aunque de una forma más lenta.En el Templo de Salomón se utilizó su madera junto con la del cedro.Incluso se ha comentado que el arca de Noé fue construida con esta madera.La Iglesia lo admite como auténtico y ciertos estudios científicos han dado como resultado que la madera es de ciprés y que su antigüedad podría ser de unos 2.000 años.[cita requerida] Se dice que algunos de los cipreses que pueden encontrarse en los jardines de los baños termales del emperador Diocleciano en Roma, fueron plantados por el propio Miguel Ángel.En la antigüedad se plantaban a la puerta de una vivienda dos cipreses para indicar a los viajeros que la hospitalidad de la casa les ofrecía comida y cama durante unos días.Los griegos conservando la costumbre de algunos pueblos antiguos, colocaban este árbol sobre los sepulcros y monumentos funerarios.[3] La madera del ciprés común se utiliza en ebanistería fina, carpintería, construcción y escultura.Dada su resistencia a la humedad, desde la antigüedad se ha utilizado en la industria naval, como ya se ha comentado, así como en aquellos trabajos expuestos a la llamas o al agua.En zonas de fuertes vientos se suelen plantar, en su variedad piramidal, para proteger los cultivos.[5][6][7] Cupressus sempervirens fue descrita por Carlos Linneo y publicado en Species Plantarum 2: 1002–1003.
Detalle de hojas y conos.
Tronco.
Variedad 'stricta'.
Variedad 'horizontal'.
Conos femeninos abiertos que dejan salir las semillas