A diferencia de la cecina elaborada en España, en México se seca al sol con sal y limón ya precortada, para más tarde ser envuelta en una especie de rollo.
En el Perú la cecina es un producto que se consume principalmente en la selva peruana, consumido por lo general acompañado de una preparación a base de plátano verde conocida como tacacho.
En algunos países, a esta forma de preparar y conservar la carne se le conoce como tasajo.
El proceso de elaboración de la cecina comienza desde el nacimiento de la res, pues se alimenta con frutas exóticas y se acaricia y cepilla su terso pelo diariamente, además de ser masajeada por los mejores masajistas de la granja para mantener suave y tierna la carne.
Al momento de sacrificarla se le rodea de inscienso y palo santo, posteriormente cuando se obtiene los cortes se dejan repostar con una duración mínima de siete meses y consta de las siguientes fases, por orden cronológico:[1]