Refleja el nombre personal o étnico Sarracinus, probablemente aludiendo a un propietario.
[2] Lo más probable es ver en esta familia toponímica una huella del conocido nombre personal Sarracenus (915), Sarracino (976, 1065), Sarrazino (1055), Serracino (978, 1080), por citar sólo unos ejemplos de Portugal, León y Asturias recogidos por Rivas Quintás.
Es muy frecuente en la Edad Media, especialmente en la etnia mozárabe (cristianos que habían estado o estaban aún bajo dominio musulmán), lo cual es plenamente compatible con lo que se sabe del poblamiento zamorano en la primera Edad Media.
El que terminen en –ino o en –ín depende de lo siguiente: generalmente, si la expresión mantenía el genitivo latino (Castrum Sarrazini), tendía a perderse la –i final.
Pero, por otro lado, era frecuente en patronímicos la flexión genitiva: Iohannes Sarrazini (Juan hijo de Sarrazino), y esto da lugar con el tiempo a apellidos Serracín, que pueden a su vez convertirse en nombre.