Fue designado por el Gobierno gobernador civil de Salamanca, cargo en el que estuvo apenas unos días.
En diciembre de 1931 fue elegido alcalde, como consecuencia de las dimisiones previas del socialista Primitivo Santa Cecilia y del también republicano Fidel Olivera.
Desde la alcaldía, Casto Prieto mostró conocer en profundidad la realidad de Salamanca y su provincia.
Sin embargo, al día siguiente, domingo 19, los sublevados se hicieron por sorpresa con el control de la ciudad sin encontrar más resistencia que algunos tiroteos aislados en los barrios periféricos.
Sus restos mortales no se hallaron hasta 1987, ya instaurada la democracia.
Terminada la guerra, en 1942, Indalecio Prieto, en su libro Palabras al viento, se preguntaría por las razones del asesinato de Prieto Carrasco: "¿Qué delito purgó, al ser asesinado, el ilustre catedrático de Anatomía de la gloriosa Universidad, don Casto Prieto Carrasco?