El Castillo de Évora, en el Alentejo, está situado en la ciudad y el distrito del mismo nombre, en Portugal.
Aunque se cree que la ocupación primitiva del actual emplazamiento de Évora se remonta a la prehistoria, su asentamiento alcanzó su expresión en la época de la invasión romana de la península ibérica, cuando existió un oppidum llamado Ebora Cereal, en latín: Eboras Cerealis.
Fiel al emperador Julio César, alcanzó mayor importancia regional, cuando recibió importantes obras públicas, llegando a ser conocida como Julia de la Libertad (c. 60 a. C.), como lo demuestran los importantes restos arqueológicos, entre los que se encuentran las ruinas de un templo en honor al emperador y los restos de murallas en el Largo da Misericórdia y junto al Passeio de Diana.
Con el advenimiento del cristianismo, la ciudad se convirtió en la sede de un obispado desde el siglo IV.
Sus características no se alteraron significativamente durante el posterior gobierno musulmán.
En este reinado se refiere documentalmente a la Porta do Raimundo (1373).
La Puerta del Alagoa, sin embargo, está actualmente muy poco caracterizada por las sucesivas reconstrucciones.