en realidad corresponde a un refugio donde la especie fue empujada y arrinconada durante las últimas glaciaciones.
Las castañas son muy sensibles a la desecación y no pueden germinar al aire libre en suelos demasiado secos, por lo que la especie no puede propagarse por sí sola fuera de los microhábitats frescos y húmedos.
La fauna europea actual rara vez consume castañas (sin embargo, la Cotorra de Kramer especie invasora introducida en Europa, aprecia los insectos y los consume en grandes cantidades, mientras que rechaza las castañas, por lo que podría convertirse en un nuevo agente de dispersión[5]).
Hoy es el hombre quien ha vuelto a dispersar la especie por toda Europa, plantándola abundantemente para la ornamentación de ciudades y parques.
[6] Aesculus: nombre latino dado por Linneo en 1753 y 1754, a partir del Latín antiguo aesculus, -i, el roble, lo que es sorprendente, aunque en los numerosos autores de la antigüedad que lo usaron, Plinio el Viejo precisa en su Historia naturalis (16, 11) que es uno de los árboles que producen bellotas ("Glandem, quae proprie intellegitur, ferunt robur, quercus, aesculus, ..." -La bellota propiamente dicha la llevan el roble, ..., el aesculus, ...) y, quizás de allí proviene la confusión, pues las castañas de india tienen un lejano y superficial parecido con la bellotas por su piel dura y su carne firme y amarillenta.
hippocastanum: del griego ἵππος, hippos, el caballo y el latín castanea, derivado del griego χάστανον, la castaña, y que significa literalmente "castaña de caballo" pues la leyenda cuenta que "los Turcos suministraban los frutos del Castaño de Indias a sus caballos viejos con objeto de calmarles la tos y aliviarles el asma.
Puede aplicarse en forma de pomada por vía externa ya que reduce el diámetro de las venas disminuyendo la inflamación provocada por várices, flebitis, insuficiencia venosa y otros trastornos circulatorios (como por ejemplo edemas, equimosis, cuperosis rosácea).